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Oro colombiano en Cannes

César Augusto Acevedo, el colombiano que conquistó el Festival de Cannes con su película «La Tierra y la Sombra» concedió a Al Derecho algunas palabras.

Por: Santiago Rojas, octavo semestre de Derecho y miembro del consejo editorial, s.rojas113@uniandes.edu.co

La Tierra y la Sombra. Selección oficial del Festival de Cine de Cannes 2015. Ganadora de La Cámara de Oro (premio más importante de una película colombiana de la historia). Ganadora de 3 premios más en Cannes. Esta es la entrevista con su Director, Cesar Augusto Acevedo.”

Nos sentamos en el jardín esperando a que llegue el primer Director Colombiano ganador de la Cámara de Oro en Cannes, aquel que partió en dos la historia del Cine Colombiano para siempre. Sabemos que es el Director de los premios en Cannes a la mejor primer película de un cineasta, del premio del público, del premio revelación y el de la sociedad de autores. Se nos presenta un hombre de estatura alta, de gafas oscuras y voz queda. Al hablar, es imposible no notar su naturaleza amable y humilde, su férreo compromiso con sus ideales, el amplio conocimiento técnico y artístico y el ser oriundo del Valle del Cauca. Es respetuoso, cuidadoso con sus palabras pero inequívoco en sus opiniones.

Al Derecho: En primer lugar, queremos saber desde Al Derecho quién es usted, cómo se define como Director y como artista.

César Augusto Acevedo: Yo soy César Augusto Acevedo, Director de la Tierra y la Sombra, mi primera película. Estudié Comunicación Social y Periodismo en la Universidad del Valle. He empezado a recorrer este camino y, pues, todo lo que ha pasado en este momento es algo abrumador. Yo siempre creí en mi trabajo y las personas que me rodearon para hacer esta película también lo hicieron, peroempezar ganando cuatro premios en el festival más importante del mundo es algo que no solo es muy importante para la cinematografía Colombiana sino que para cualquier película del mundo es muy difícil de lograr, lo que es un gran honor.

A.D. ¿Cuándo supo que quería ser cineasta, que quería dedicarse a este, el séptimo arte?

C.A.A. Bueno, pues yo si no tengo unos inicios tan románticos como los que tienen muchos directores, yo ni siquiera me acuerdo cuál fue la primer película que vi. Pero mi amor por el cine siempre estuvo ahí. En la universidad si empezó esa cinefilia, ese amor y esa pasión por el cine y a pesar de que estudié periodismo, en la escuela hay un énfasis en audiovisual y de allá han salido muchos de los directores que tenemos ahora en nuestro país. Así que tuve un proceso muy bello de no solo ver cine sino de hacerlo. Es una forma muy importante para realmente aprender. Y no hubo nada que me marcara así como una película o algo, yo empecé trabajando en producciones muy pequeñas, en rodajes y fui subiendo hasta que llegó el momento en que yo sentía que quería decir algo, que quería contar una historia y ahí fue que decidí a empezar a escribir el guión.

A.D. ¿Para usted que significó la Película la Tierra y la sombra?

C.A.A. Para mi esta película al principio fue una forma de hacerle frente al olvido porque la ruptura con mi familia, y la soledad que eso me produjo, fue una forma de volver a los seres que más quería. También fue una forma de sanar las heridas que llevaba y el cine, o por lo menos esta película, me ayudó a vivir y me rodeó de otra familia y de amigos dejándome muchas satisfacciones en ese sentido. Ya en cuanto a lo profesional creo que a pesar de ser la primera película está muy bien, obvio tengo muchas cosas que aprender. Porque pues yo tengo que tener los pies en la tierra y la gente está enloquecida con esto pero yo sí sé que tengo que mejorar y hacer. Esto es una búsqueda constante. En cuanto al tema, la película era muy importante para mi, pues no solo es hablar de lo difícil que es mantener los lazos de los seres que más amamos sino hablar de todos esos problemas sociales que hay en la región de donde provengo, tanto como hablar del valor del arraigo y la lucha, y la resistencia de los hombres del campo.

A.D. ¿Dónde nace la necesidad de contar esta historia?

C.A.A. Nació de mis orígenes por el lado de la familia, orígenes que están anclados a la geografía del valle del cauca. Cuando yo era niño viajaba con mi papá en el carro pero veíamos paisajes separados por una ventana en el tiempo y el espacio. Él veía lo que fue su casa, su escuela, los cultivos que había, y a mí solo me tocó caña de azúcar. Entonces desde pequeño aprendí que yo heredé ese sentimiento de pérdida, un sentimiento de pérdida con el que vivimos muchos en esa región. Ya cuando estuve en la universidad tuve la oportunidad de acercarme más al tema por el lado de la investigación, de los documentales y me interesó mucho ver cómo todos esos problemas sociales se han invisibilizado a los ojos de la historia y han sido legitimados por el progreso. Entonces era muy importante mostrarlo y sobre todo rescatar ese sentimiento heroico que veo en las personas del campo.

A.D. La película abarca temas como la historia, el olvido y la identidad. ¿Qué importancia cree que tiene la memoria y el Cine para Colombia, como pueblo y como conjunto de individuos?

C.A. A. Yo creo que el cine es una herramienta poderosa para reflexionar y construir memoria y eso es muy importante en un país como el de nosotros en el que siempre está en riesgo la identidad de los pueblos. Es muy curioso que al público, al espectador de acá no le gusta verse en las pantallas, no le gusta verse reflejado. Dice que está mal que intentemos vernos a través del cine. Cine que nos lleva a pensar lo que somos y compartir con otros. Es muy importante que así como debe haber cine para todos los públicos, para la familia, también tiene que haber un cine que realmente lea nuestros tiempos, que realmente quede una reflexión, una memoria de lo que estamos viviendo, de lo que somos y hacia dónde vamos. Sobre todo porque esto no es solo entretenerse, el cine y las artes tienen que verse como un escenario y una oportunidad de pensarnos como sociedad. Realmente encontrar caminos de diálogo que lleven a conocernos, sobre todo a construir de cierta manera un país mejor.

A.D. Precisamente a través de esa historia se avizora la posibilidad de generar identidad y los obstáculos para realizarlo, ¿qué obstáculos se presentan al intentar proteger la identidad?

C.A.A. Sí, en la película, esos personajes no solo tienen su drama familiar de tener muy poco tiempo de conectarse antes de ser desplazados sino que en el campo la gente se ha enfrentado a esa fatalidad del progreso y el olvido que no solo es una violencia física sino también una violencia simbólica a la que se ven enfrentados. Lo que la película propone en este microcosmos que es esta casa, este árbol, la familia y el cultivo es ver que a veces no es posible mantener el arraigo, la identidad, ver todo lo que se pone en riesgo cuando una familia es sacada de su tierra y todo lo que se pierde. Hay personajes que intentan resistir, hay otros que ven la batalla perdida, pero se debe ver realmente todo lo que está en juego en este tipo de conflictos. Hacer una reflexión porque es un desplazamiento legitimado por el progreso que realmente es invisibilizado y aceptado por todos nosotros.

A.D. ¿Qué problemas cree que hay en Colombia respecto a las audiencias y la industria cinematográfica?

C.A.A. Bueno hay demasiados problemas, pero es compromiso de todos los que estamos metidos en esto. Por ejemplo el Estado, hay un apoyo muy importante para hacer las películas lo cual se muestra en el crecimiento que ha tenido nuestro cine. No es industria todavía pero por lo menos este año se estrenan ya 60 películas  y hace 12 años era 1. Pero cuando las películas están listas y van a salir a cartelera, hay un abandono en cierto sentido. No hay protección, no hay una cuota de pantalla y pues es algo que hay que analizar muy bien. En cuanto a los exhibidores, pues tampoco hay un compromiso serio, quieren que las películas de acá compitan con las grandes producciones de Hollywood y eso es imposible ya que no estamos en las mismas condiciones. En cuanto al público, pues nosotros vivimos una especie de colonialismo por medio de nuestras pantallas. La gente si va a cine lo que pasa es que la mayoría de la oferta nos llega de allá. También es una cultura de la imagen que se crea a través de la televisión y la televisión no ofrece ningún espacio diferente a lo que vienen trabajando hace veinte años.
Y lo más, para mí los más importante, pues estos son problemas que se dan en todo el mundo, en casi todas las cinematografías, es que como espectadores nos han quitado la capacidad de sentir y emocionarnos cuando vamos a ver una película. Lo único que esperan de nosotros es que vayamos, nos entretengamos, nos llenemos la barriga de crispetas y ya. Y como que hemos perdido una oportunidad muy importante de enriquecer nuestra vida, nuestra experiencia del mundo y también de conocernos a nosotros mismos y compartir con los demás. Entonces es como que la gente vuelva a creer en el poder del cine, obvio hay que hacer muchas cosas de formación de públicos pero eso toma mucho tiempo y es un proceso que tiene que empezar desde jóvenes. Pero es compromiso también de todos y sobre todo del público que deje de, a ver cómo lo digo… de hacer muchos juicios sin siquiera ver las películas, es algo que me he dado cuenta. La gente no cree en el cine colombiano, le parece lo peor del mundo pero no han visto y … bueno (risas).

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