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Pablo Navas Sanz de Santamaría en 5 preguntas

Nuestra agitada realidad de estudio, trabajos y parciales muchas veces no nos deja ver que, para que día a día encontremos nuestra Universidad funcionando de la manera en que lo hace, miles de personas trabajan y actúan sin que necesariamente los veamos. En esta oportunidad, Pablo Navas Sanz de Santamaría, rector desde el año 2011 y quien lidera y representa a la Universidad de los Andes desde su cargo, responde las cinco preguntas Al Derecho. 

Por: Lucía Mendieta Villegas, Santiago Rojas Montoya y Sergio Daniel Vargas Mora, miembros del consejo editorial.

 1. El programa “Ser Pilo Paga”, promovido desde el gobierno central generó mucho debate como política pública. Desde la rectoría de la Universidad, ¿Cómo la considera? ¿Es una solución viable a largo plazo?

Pablo Navas: No creo que haya sido controversial pero sí novedosa. Siento que es de las cosas más novedosas que han pasado en Colombia; pero hay que tener algo en cuenta: este programa nace influenciado, en muy buena medida, por el estudio que se le hizo al programa Quiero Estudiar de la Universidad de los Andes. Lo anterior muestra que no hay una mejor inversión que se pueda hacer desde el punto de vista social que coger a los mejores estudiantes y llevarlos a las mejores universidades. Lo que pasaba antes era que los mejores estudiantes con una bue- na capacidad económica llegaban a las mejores universidades, el resto no. Estas iniciativas, Quiero Estudiar – Ser Pilo Paga, muestran que hay gente brillante que tiene claramente los merecimientos de estar en una universidad de calidad y que no pueden estar por su situación financiera. Lo que conlleva esto es que los cupos de las universidades se van a ampliar un poquito, lo que significa que el nivel sube y se vuelve absolutamente un tema de equidad y de inclusión social.    

2. En muchos sectores se sigue dando el debate con respecto a la calidad educativa con la que cuentan las universidades públicas y privadas. ¿Qué opina al respecto? ¿Sigue manteniéndose el dominio de las universidades privadas sobre las públicas?  

P.N.: En un discurso de grados reciente hice una aseveración algo audaz, con el fin de crear un poco de polémica. Dije lo siguiente: “¿Ustedes que opinan si yo les digo que la Universidad de los Andes, hoy por hoy, es la universidad más pública de Colombia?” ¿Por qué? Es la única universidad en la cual el criterio de ingreso para los estudiantes, el rector, los profesores y los funcionarios es el mérito. Segundo, el 100% de los recursos se quedan dentro de la universidad.

Asimismo, en la Universidad de los Andes hay absoluta libertad de expresión: el que quiera decir algo, puede decir lo que quiera, ¡mucho más que en la universidad pública! Además de eso, ¿no será más bien que la Universidad, que es un vehículo para con- seguir recursos privados, le quita una parte de la responsabilidad que tiene el Estado para prestar un servicio público? Cuando ustedes salgan de aquí, ¿no será que lo más importante viene siendo que durante su formación como estudiantes y ciudadanos, ustedes salen a aportarle enormemente a una sociedad? ¿Y cuánto le costó eso a la sociedad? Cero. Lamentablemente, así como hay excelentes universidades públicas y privadas, hay pésimas universidades privadas y lastimosamente hay muy malas universidades públicas, sobre todo en las regiones, manejadas por políticos, donde hay corrupción y violencia. En suma, lo que verdaderamente debe preocuparle al país y al gobierno es la calidad de las universidades.  

3. La renovación urbana de la ciudad sigue desarrollándose a pasos agigantados y la Universidad no ha sido la excepción; prueba de esto es el proyecto Progresa Fenicia. Este proyecto ha causado gran expectativa en muchos sectores así como malestar en otros, ¿cuál es la actualidad de este proyecto y cuáles son las expectativas finales?  

P.N.: Yo creo que es uno de los proyectos más importantes en la historia de la Universidad. Primero, porque tiene un espíritu de volver a la Universidad parte de su entorno y no estar aquí un poco encerrados como hemos estado. Segundo, es un ejemplo muy importan- te el que la Universidad esté pensando que va a ayudar en el desarrollo del centro de la ciudad. Es una magnífica oportunidad de poner a la academia al servicio de problemas inminentes, directos y reales presentes en la problemática diaria de nuestro país y más especialmente de Bogotá.  

4. La coyuntura política, social y económica del país ha cambiado profundamente desde el anuncio de las conversaciones de paz en la Habana. Indudablemente, la educación va a tener un papel fundamental en la construcción de una paz duradera. En su condición de rector de nuestra Universidad ¿cuál cree que debe ser el rol de las universidades de cara a un eventual post conflicto?    

P.N.: Creo que el mayor aporte es seguir haciendo lo que hacemos muy bien hecho. Eso quiere decir que no es que nos toque inventarnos una nueva función para la universidad. Aquí hay muchas cosas a partir de las cuales se puede aportar al proceso y ya está ocurriendo. A varios de nuestros profesores les hemos dado, gustosamente, licencias para ir a trabajar de cerca en el proceso. Inclusive, Sergio Jaramillo, uno de los negociadores en La Habana me llamó y me dijo que necesitaba unas personas y yo le dije que si era necesario las pagaba la Universidad, porque consideramos que es uno de los grandes aportes, entre muchos otros, que podemos llegar a hacer al proceso. Internamente están pasando muchas cosas; acabamos de aprobar un magíster en postconflicto, el cual es interdisciplinario entre varias facultades, liderado por la de Derecho, Ciencia Política, la Escuela de Gobierno, entre otras Nuestro objetivo, reitero, es que en el marco del postconflicto hagamos lo que seguimos haciendo de la mejor manera.    

5. Finalmente, ¿Qué les diría el rector de la Universidad de los Andes a los que dicen que los estudiantes de la Universidad vivimos “de cara a Monserrate y de espaldas al país?  

P.N.: Hay que precisar que eso, además de los estudiantes, se le endilga a la Universidad. Es uno de esos eslóganes infundados que llevan mucho desconocimiento. Lo que sí pasa es que la educación de calidad es muy costosa, lo que ha llevado a que mientras no consigamos mecanismos para financiar a los que deberían estar aquí, la Universidad ha tenido un sesgo de que aquí sólo viene la gente que tiene los recursos para pagarla. Cuando yo veo a los estudiantes y hablo con ellos, la realidad es totalmente distinta. Lo que veo son estudiantes preocupados por el país, preocupados por aportar, dispuestos a comprometerse y lograr un cambio. ¡El que siga diciendo eso es que no ha hablado con ustedes!

Imagen: Universidad Tecnológica de Bolívar.

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