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2018: la derecha contraataca

La campaña presidencial de 2014 ha estado en el ojo del huracán desde que salió a la luz el escándalo de Odebrecht y no es para menos que las presidenciales del 2018 nos tengan con los pelos de punta. Este estudiante aborda estos temas espinosos de la política nacional.

Por: Alejandro Londoño Congote. Estudiante de sexto semestre de Derecho. a.londono.13@uniandes.edu.co

Trayendo a colación las palabras del expresidente de la República Álvaro Uribe Vélez, “la vida de los hombres no se puede manchar por presunciones que no reposan en el conocimiento de la verdad”. Lector, sea usted partidario de la corriente política que sea, no creo posible que esté en desacuerdo con dicha afirmación. De ese modo, por favor, siga leyendo.

Los hechos son los siguientes. El escándalo de Odebrecht ha dado de qué hablar en todas partes: desde Brasil hasta Estados Unidos, pasando por Perú y Colombia. Por su parte, el Centro Democrático no ha sido ajeno al escándalo, ya que el ex-candidato presidencial y ex-director del partido, Oscar Iván Zuluaga, se encuentra sumergido en una serie de desafortunados escándalos por la financiación que el grupo Odebrecht realizó por medio del estratega Duda Mendonça (1,6 millones de dólares).

Luego de trascurridos un par de días, el ex Comisionado de Paz del gobierno de Álvaro Uribe, Luis Carlos Restrepo, en una carta dirigida al ex Presidente de la República, solicita la investigación de los hechos al Comité de Ética del partido afirmando que Oscar Iván realizó conductas éticamente reprochables como “contactar a un asesor para una campaña presidencial a través de una empresa contratista del Estado”. Dicha propuesta fue aceptada por el director natural del partido y remitida al Comité de Ética. Por su parte, Oscar Iván a través de su abogado Jaime Granados solicitó a la Fiscalía General de la Nación investigar si algún miembro de su equipo de campaña supo de los supuestos pagos realizados por Odebrecht.

La polémica es la siguiente: no creo en la imparcialidad del periodismo, así que no espere que las siguientes líneas sean un análisis ponderado y meticuloso de la situación que atraviesa el Centro Democrático en estos momentos. Soy un fiel creyente en las políticas que mantuvieron al expresidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, en la presidencia por ocho años. En ese orden de ideas, considero que ad portas de un proceso electoral en Colombia y el gran momento por el que pasa la denominada “derecha” en el mundo con el Presidente Trump en Estados Unidos, Theresa May en el Reino Unido, Benjamin Netanyahu en Israel y próximamente Marine Le Pen en Francia, no podría esperarse sino un excelente candidato para las elecciones del 2018 que fortalezca aún más dicho movimiento internacional.

Para lograr entrar en ese movimiento internacional y reformar el estrago que la presente administración de Colombia ha causado en el país con el “proceso de paz” con los narcoterroristas de las FARC, es imperante que como partido el Centro Democrático se purgue no ante los medios y el establecimiento político, pero ante su elector, el pueblo colombiano. El Centro Democrático no puede seguir rodeándose de gente que busca una plataforma de lanzamiento, pero sí de gente que de verdad cree en los principios y postulados del partido.

Como se empezó este escrito, no puede dejarse manchar la vida de un ser humano por presunciones que no encuentran sustento en la verdad. De esta manera, no se pretende que personas honorables como Oscar Iván Zuluaga salgan del partido, lo que se pretende es que el partido y sus miembros auténticos no caigan en la desgracia de rodearse de gente que le hace mal a estos y, mucho más importante, al país. Es hora de ponernos serios y no empezar a fracturar al partido. Todo lo contrario, debemos amarrarnos el cinturón y unidos presentarle a esta gran república un programa de gobierno tan magnifico y real como lo fueron “Hacia un Estado Comunitario” y “Estado Comunitario: Desarrollo para todos”.

Es curioso. Se dijo que la elección de Estados Unidos era decisiva para los años a venir. Pero pese a tener menor importancia a nivel internacional, es más importante la elección del 2018 para Colombia que lo que fue la elección del 2016 para los Estados Unidos. Sin demeritar el gran avance para los Estados Unidos que ha sido Donald J. Trump, será el próximo presidente de la República de Colombia quien redireccione el camino del país hacia un puerto seguro, o de lo contario, siga navegando por las espesas aguas de un proceso de paz que nada establece y que es en absoluto duradero.

En definitiva, como partido político el Centro Democrático debe asegurar que todos sus precandidatos presidenciales no se vean envueltos por presunciones que no encuentren sustento en la verdad, pero que los que queden estén acompañados por toda una disposición de servir a la república y al pueblo colombiano. El mundo ya tuvo suficiente de las políticas liberales y progresistas. Que sea esta una elección que le muestre al pueblo colombiano el patrimonio tan valioso que tiene el Centro Democrático, sus postulados y el amor por Colombia.

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Política

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