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Al Derecho de todos y para todos

El periódico Al Derecho nació, hace ya 12 años, por la iniciativa de algunos estudiantes. Se reunieron unos cuantos, unieron esfuerzos, ideas y ganas para empezar a construir un proyecto, un periódico. Hoy por hoy nos reunimos, otros cuantos, para seguir no sólo con el legado que nos han dejado sino para seguir construyendo algo que es más grande que un periódico de estudiantes: construimos libertad. Nos llamarán idealistas, tal vez arrogantes o exagerados, pero cada vez que nos reunimos, que escribimos y que leemos a quienes escriben, cada vez que publicamos, lo hacemos con el objetivo de construir libertad.

Y vale la pena cuestionarse por qué nos hemos enfocado en esto, por qué, como estudiantes, hemos aceptado la responsabilidad de construir y mantener un periódico; por qué nos hemos empoderado a partir de la idea de ser un medio que impulsa la libertad. Y la respuesta parece evidente: porque la libertad de expresión no es solo el derecho que tenemos todos a pensar, a desarrollar nuestras propias concepciones sobre el mundo y a exteriorizarlas, sino que también es el fundamento de la democracia. Lo que no parece ser evidente es que todos como sujetos de derechos, como ciudadanos, como estudiantes, tenemos el compromiso de utilizar esta herramienta para construir, de tomárnosla en serio. La libertad de expresión es un instrumento del cual nacen y se ejercen los demás derechos, es una herramienta de información, es el fundamento de una sociedad democrática: expresamos nuestras necesidades y preocupaciones, opinamos, protestamos, marchamos y deliberamos, participamos directa e indirectamente.

Así que nosotros, como individuos y como grupo, como Consejo Editorial, como autores de artículos y lectores de otros, asumimos el reto. Con pasión y devoción hacemos el ejercicio de crear un medio que nos permita cuestionar y repensar lo que nos rodea. Lo hacemos con seriedad, porque aunque sea un periódico universitario, un proyecto de pequeña escala, entendimos que las palabras significan, que no hay quejas por impertinencia, que no hay denuncias y opiniones sin reflexión. Entendimos que hay que ver más allá, que el ejercicio que estamos haciendo todos es el de crear la sociedad en la que queremos vivir, porque estamos aportando al cambio desde la manifestación de nuevas perspectivas.

Y somos todos los que tenemos que hacer parte de este proceso. Un proceso que es gratificante, porque cuando nos tomamos el tiempo de reflexionar, de cuestionar todo eso que nos rodea, nos informamos, lo repensamos, tomamos una posición y lo exteriorizamos para fomentar el debate, estamos no sólo apuntando al crecimiento personal sino al crecimiento en comunidad. Así que los invitamos a participar, a empoderarse, a adoptar la idea de libertad de expresión como un punto de partida para algo mucho más grande y mejor. Porque al final lo que este país necesita es que a la gente le importe, que sientan las causas como suyas. Y nosotros partimos de ahí, y lo seguiremos haciendo: Al Derecho es de todos y para todos.

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Editorial

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