El 8 de Marzo yo decido ser feminista

El feminismo es una corriente que genera críticas, debates y controversias a diario en diversos escenarios políticos, académicos, jurídicos e incluso religiosos. En esta ocasión, la autora propone una exposición precisa del trasfondo de un movimiento que ha revolucionado la concepción de la humanidad.
Por: Laura Bernal Aljure. Estudiante de octavo semestre de Antropología de la Universidad del Rosario. lauraju.bernal@urosario.edu.co.
El 8 de Marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, una fecha que se establece a partir de la muerte de más de 100 mujeres que quedaron atrapadas luego de que se prendiera fuego en la fábrica donde trabajaban. De modo que, en 1975 se decidió que en esta fecha se conmemoraría la lucha por la igualdad de género, con el fin de recordar los esfuerzos de millones de mujeres orientados a eliminar la discriminación. Sin embargo, el pasado 8 de Marzo nuevamente vi cómo predominaron los carteles rosados, las alabanzas a la belleza y delicadeza de la mujer, las flores y los chocolates. Lo cual demuestra que, por lo menos en Colombia, aún prevalece una opinión generalizada y errónea sobre lo que significa el Día de la Mujer, y se termina celebrando solamente la feminidad. Con base en esto, consideré relevante escribir una reflexión sobre el feminismo a partir de la conmemoración del Día de la Mujer.
Lo primero que debo dejar claro es que el feminismo es un discurso, una teoría y una práctica política que busca erradicar la discriminación respecto al género, de modo que propende por la igualdad de condiciones. Aunque esto para mí es algo bastante obvio, aún hay quienes creen que el feminismo sitúa a la mujer por encima del hombre y desea acabar con todo lo que se entiende por feminidad. Pero el feminismo no solo lucha por las mujeres, lucha en general por eliminar y desnaturalizar las construcciones sociales en torno al género, lo cual implica deconstruir las obligaciones sociales que se le imponen a los hombres y reconocer que existen posibilidades de “ser” más allá del binarismo hombre/mujer. Es decir, se reconoce la voz de todos aquellos que tienen identidades de género y orientaciones sexuales no hegemónicas.
De igual modo, se podría decir que tiene como base la diferenciación entre sexo y género. Lejos de ser algo como la “ideología de género”, es una distinción que nos permite cuestionarnos sobre lo que consideramos “natural”. El sexo se refiere a lo biológico, es decir, a los genitales, cromosomas y hormonas. Mientras que el género es lo que se construye en torno a ese sexo biológico con el que se nace. En ese sentido, nacer con un sexo no determina un modo de comportamiento, sino que este comportamiento es aprendido y legitimado socialmente. Por ello, el género es el conjunto de construcciones socioculturales que determinan las formas de ser hombres o mujeres en un tiempo y una cultura específica, y la correspondencia que se establece entre ambos se conoce como el sistema sexo/género, un término introducido por la autora Gayle Rubin. Esto significa que a los cuerpos se les ha asignado un papel particular en función de su sexo, mas no que la sexualidad biológica sea determinante en el comportamiento humano. Por tanto, entender que el sexo no es lo mismo que el género implica desnaturalizar relaciones desiguales y de poder que legitiman la discriminación.
Por otra parte, es importante resaltar que el feminismo no se ha restringido a unos pocos temas de estudio. Los feminismos, tal como las mujeres, son plurales y reconocen que a pesar de una misma condición de género, no todas pasamos por lo mismo o somos violentadas de la misma forma. Por ello, existen muchas corrientes del feminismo, las cuales a su vez libran diferentes batallas. ¿Pero y esto de qué ha servido? Pues el feminismo no se ha quedado en discusiones académicas o en protestas sociales. Por el contrario, ha permeado esferas públicas y ha hecho que efectivamente hoy las mujeres tengamos más derechos de los que teníamos cuando se empezaron a gestar las primeras luchas. Por ejemplo, la primera ola del feminismo llevó a que se reconociera a la mujer como ciudadana y se ratificara su derecho al voto. La segunda ola contribuyó a desnaturalizar roles concernientes al lugar de la mujer en la familia, el estudio y el trabajo, llevando a que las mujeres entraran a instituciones educativas y a que se promovieran los derechos sexuales y reproductivos; y la tercera ola incluyó a mujeres afro, lesbianas, chicanas, indígenas, trans, y tantas otras (que se me pasan en este momento), dentro del movimiento, dándoles voz y celebrando la pluralidad.
A pesar de esto, aún hay mucho por hacer, pues en Colombia todavía prevalece la desigualdad. En lo que lleva del 2018, más de 3000 mujeres han sido víctimas de violencia por parte de sus parejas o excompañeros sentimentales. Del 2008 al 2018, la Fiscalía ha registrado al menos 11.098 casos de acoso sexual. En el marco del conflicto armado, se han registrado más de 15.076 víctimas de delitos sexuales, de las cuales más del 90% son mujeres. En 2017 la brecha salarial estuvo en 11,8%, y las trabajadoras independientes ganaron un 35,8% menos que los hombres. Finalmente, del total de candidatos para las elecciones a Cámara y Senado, sólo el 34,5% fueron mujeres, de las cuales sólo 25 mujeres quedaron como senadoras y 19 como representantes a la Cámara. Lo anterior da cuenta de que el feminismo tiene todavía mucho por hacer en este país, trabajar en pos de la igualdad debe ser algo de todos los días y no se puede quedar solo en el 8 de Marzo.
Así que si usted no conoce el feminismo, permítase cuestionarse la posición en la que hoy usted se encuentra. Si usted es mujer y no le gusta el feminismo, piense que es gracias a las feministas que usted hoy tiene cédula, puede votar, tener educación, trabajo, derecho a la propiedad, acceder a derechos sexuales y tantos otros igualmente fundamentales. Si es hombre, piense que la lucha de las mujeres es completamente legítima y que las feministas no pelean por pelear, sino que con décadas de esfuerzo han alcanzado los mismos privilegios que usted tiene por el simple hecho de ser hombre. De modo que los invito a introducirse al feminismo, ya sea desde los textos académicos, desde la movilización política o desde la simple puesta en práctica de la igualdad y el empoderamiento en la cotidianidad.
Imagen: https://www.theodysseyonline.com/empowering-quotes
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