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Problemáticas medioambientales causadas por la industria del ganado y su vacío legal

A través de este artículo, el autor pone sobre la mesa la discusión sobre los efectos negativos causados por la industria ganadera al medioambiente. Con una crítica al vacío de regulaciones para esta situación, nos deja ver la ausencia de voluntad del Estado para afrontarla.

Por: Wadys Velázquez. Estudiante de Derecho de la Universidad Externado de Colombia. wadys.ve.ze@gmail.com

Cada vez que hacemos mención de las palabras “calentamiento global” o “cambio climático”, lo primero que se nos viene a la mente son imágenes de la constante quema de combustible o tala de árboles, acciones industriales que sin duda producen gran preocupación a la sociedad y, en especial, a entidades o grupos proambientales que se mantienen en constantes campañas tratando de hacer entender a los gobiernos los preocupantes efectos a futuro que pueden tener tales acciones.

Gran parte de la preocupación surge por la cantidad exorbitante de gases de efecto invernadero que producen a diario estas actividades, gases que sin duda generan cambios negativos en la atmósfera. Hoy, para muchas entidades, ONGs, gobiernos y grupos ambientales, es claro que debemos tomar acciones frente a estas fuentes de gases de efecto invernadero, que mitiguen o neutralicen en números la cantidad de emisiones diarias que producen tales acciones industriales.

Sin embargo, orgullosamente podemos decir que grandes e innovadoras soluciones han salido a la luz y se han proclamado como el camino más coherente a una problemática en específico, sea por su facilidad de aplicación en el trafico social —situación que, sin duda alguna, alivia a gran parte del colectivo— o, por otro lado, su no afectación a la economía del Estado (palabras que generan consuelo para los gobiernos).

Entonces, en estos últimos años es común hablar de automóviles eléctricos o del uso de paneles solares, alternativas que responden a la necesidad social y que, al mismo tiempo, evitan la realización de procesos industriales. Se reduce de esta forma, la producción de gases de efecto invernadero.

Empero, para muchas personas, gobiernos e, incluso, grupos proambientales resulta extraño hablar de la industria del ganado, uno de los procesos que hoy en día aportan gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que se concentran en la atmósfera y aumentan la temperatura media global de la superficie. El 29 de noviembre del 2006, las Naciones Unidas publicaron un corto artículo que realizaba un alarmante llamado de atención frente a la industria del ganado, argumentando que estas actividades aportaban más gases de efecto invernadero que la industria automovilística y aconsejando a los entes pertinentes tomar acciones de producción más eficientes.

Según el artículo, la industria ganadera genera aproximadamente el 65% de oxido nitroso relacionado con actividades antropogénicas, siendo este uno de los gases que contribuye significativamente a la destrucción de la capa de ozono, además de su larga permanencia en la atmósfera (114 años aproximadamente).

Asimismo, la industria del ganado representa el 37% de todo el metano inducido por el hombre, siendo este el segundo gas de efecto invernadero que más contribuye al forzamiento radioactivo total ocasionado por los gases de larga duración. Pero los efectos ambientales de la industria del ganado no se detienen solamente en la emisión de gases de efecto invernadero, pues el artículo también hace mención de la degradación de tierra y agua por parte de actividades ganaderas, además del impulso forestal que se requiere para la ampliación de pastizales.

Teniendo en cuenta que el artículo de las Naciones Unidas nos ofrece cifras mundiales del fuerte aumento del sector ganadero en comparación con otros subsectores agrícolas, este articulo decantará tales cifras en el consumo de carne por parte de los colombianos. El 7 de abril de 2018, el diario La República, publicó una noticia en donde se indicaba que el consumo de carne de cerdo en Colombia había aumentado un 56% durante los últimos 5 años.

Empero, se realizaba la aclaración de que seguía siendo la carne de pollo la más consumida por las familias colombianas. Según el artículo, el consumo de carne de cerdo había pasado de 6,01 kilos por persona a 9,4 kilos. Sin embargo, al analizar los datos proporcionados por FEDEGAN (Federación Colombiana de Ganaderos), seguía siendo la carne de res quien ocupaba el segundo lugar en la industria agrícola, al consumirse 18,2 kilos de carne por habitante durante el 2018.

Es menester aclarar que durante el 2018 la producción de carne sólo en el territorio colombiano fue de 935.025 toneladas, y una media de 286.089 cabezas de ganado sacrificadas entre diciembre de 2017 y noviembre de 2018. Según informes otorgados por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile, por lo general una vaca adulta produce 500 litros de gas metano al día, dependiendo de su dieta.

Por otro lado, una hamburguesa de 150 gramos requiere aproximadamente 2.500 litros de agua en su producción, repartidos entre la carne, los vegetales y el pan. Sin embargo, es la carne de ternera la que requiere el 96% del agua, al ser un producto animal. Estos datos están limitados a una sola hamburguesa. Ahora es tarea de cada uno realizar el análisis respectivo de cuánta agua se utiliza para sostener las 935.025 toneladas de carne consumidas en un año, esto sin consideración al uso y degradación del suelo, la destrucción de selva tropical, y la destrucción de habitad que genera la industria ganadera.

Por otro lado, muchos expertos consideran que, si reducimos las emisiones de gas metano en la atmósfera, el nivel de concentración de gases de efecto invernadero se reducirá en gran medida, esto debido a su corta permanencia (alrededor de 12 años). Sin embargo, el reducir emisiones de CO2 generaría señales de mejora hasta dentro de 100 años.

A pesar de los acuerdos internacionales, como los son la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático —cuyo objetivo ultimo es “lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera”— y, por otro lado el protocolo de Kyoto —que establece objetivos legalmente vinculantes para los países a fin de que se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero— el gobierno colombiano, ni sus dependencias directamente interesadas en el tema han tratado de iniciar un debate sólido que permita implementar estrategias acordes a la economía del país con la finalidad de controlar esta fuente de gases de efecto invernadero, y así mismo, reducir otros efectos ambientales negativos.

Si bien el tema económico y, político tiene mayor profundidad frente a la industria ganadera, es necesario iniciar campañas de concientización social y dar a conocer a los colombianos el profundo reto que tenemos frente a una problemática sin fronteras.

Bibliografía

UN News. (2006). Rearing ca le pro- duces more greenhouse gases than driving cars, UN report warns. Re- cuperado de https://news.un.org/ en/story/2006/11/201222-rearing- cattle-produces-more-greenhou- se-gases-driving-cars-un-report-warns

Organización de las Naciones Uni- das para la Agricultura y la Alimen- tación. (2006). Las repercusiones del ganado en el medio ambiente. Recupe- rado de http://www.fao.org/ag/esp/ revista/0612sp1.htm

INIA REMEHUE. Ganadería y gases de efecto invernadero. Recuperado de h ps://consorciolechero.cl/chile/docu- mentos/ chas-tecnicas/24junio/gana- deria-y-gases-de-efecto-invernadero.pdf

FEDEGAN. (2018). Consumo. Recu- perado de h ps://www.fedegan.org.co/ estadisticas/consumo-0

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