Toros, ética y redes sociales: notas para enriquecer el debate

Una contribución al latente debate sobre las corridas de toros en Colombia, desde diez elementos que contribuyen a la discusión, utilizando teorías de filósofos, preguntas y teorías que giran en torno a la tauromaquia.
Por: María Belén Méndez Galvis. Estudiante de Psicología y Filosofía. mb.mendez@uniandes.edu.co.
Ya es costumbre. Otro febrero y otra vez el mismo debate. Los argumentos cada vez más ligeros, más desenfocados y más viscerales. En medio de este ambiente es donde se desarrollan las corridas de toros en Colombia, las cuales, con el paso del tiempo, se han convertido en un ingrediente más de esa masa amorfa e insustancial que conforman los debates sobre “lo políticamente correcto” que inunda las redes sociales. Es que basta con entrar a las cuentas de Twitter, Instagram y Facebook de los principales personajes políticos del país para ver un trino al respecto, y a continuación, en las respuestas y comentarios, ver cómo se desencadenan las babosas discusiones.
Para contribuir al enriquecimiento del debate, voy a presentar —con toda modestia— algunos elementos que pretenden darle sustancia a la discusión, volver a centrar el debate y, si me es permitido, aclarar falsas concepciones que lo han contaminado
1.El fundamento de la defensa de la tauromaquia es el reconocimiento de que atañe a una minoría legítima y respetable. Por minoría se entiende la parte menor de los individuos que forman una comunidad. En Colombia y en el mundo, los taurinos —por definición son una minoría.
2. La democracia en un Estado protege a los “más” pero también protege a los “menos”, porque la actividad de ambos grupos ha de ser sometida a la garantía y el respeto de los derechos consagrados en la Constitución.
3. Las corridas de toros son consideradas un arte mayor porque requieren inducción para ser apreciadas. Adicionalmente, la definición de arte se halla en el valor de lo inútil, de lo contrario es artesanía y no arte. Como alguna vez escribió Torcuato Luca de Tena, “el arte es tanto más sublime cuanto mayor es su inutilidad.”
4. La universalización del juicio ético amenaza a la multiculturalidad. ¿Qué hace que la tradición de unas culturas sea considerada correcta y la de otras no?
5. Así mismo, se ha de resaltar la contradicción que atraviesa el debate; es un claro ejemplo de lo que el filósofo esloveno Slavoj Zizek denomina como la crisis del multiculturalismo: los mismos que abogan por el pluralismo jurídico, por defender los sistemas jurídicos que en ciertos casos permiten la tortura, el castigo físico, la ablación y el asesinato, por otro lado, luchan por prohibir otras realidades como las corridas de toros y las peleas de gallos. ¿Qué pone a unas prácticas tribales sobre otras prácticas occidentales con el mismo valor cultural e histórico?
6. Las redes sociales se han convertido en el instrumento de la universalización y de la banalización del juicio ético. Una simple publicación, trino o fotografía se convierte en ley; ya no importa la reflexión y la sustentación sino la ola abrumadora de las mayorías. De esta forma, las redes sociales tienden a definir lo correcto, en vez de difundirlo.
7. La tauromaquia es víctima de la politización. A veces es de izquierdas, a veces de derechas. No obstante, en esencia el rito no tiene ningún fondo político, son simplemente aficionados.
8. En consecuencia, es evidente el oportunismo político frente a las corridas de toros. La realización de corridas ha caído en manos de las emociones políticas, y han sido usadas para acallar problemas, manipular sentimientos y confundir electores.
9. Por último, aludo una declaración de la representante Angélica Lozano del Partido Verde —a quien no le gustan las corridas de toros— pero en línea con una frase que le han atribuido a Voltaire (“no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”) rechaza el prohibicionismo.
10. Y a propósito de la libertad, el filósofo John Stuart Mill dejó una propuesta relevante: el límite de la libertad de los individuos se halla en la libertad de los demás. Es decir, con que mis libertades no se opongan a las del otro, no han de ser restringidas. Esto podría aplicar tanto para la tauromaquia como para la protesta.
Con estas notas no busco atacar ni defender el rito. Sin embargo, es evidente que mi posición viene implícita. El debate queda abierto, junto con mi ilusión de que recobre altura, respeto y dignidad.
Imagen: Revista Semana
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