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El barroco vive

Por: Gabriela Matamoros Galeano. Estudiante de tercer semestre de Derecho y miembro del Consejo Editorial. g.matamoros@uniandes.edu.co

Soy una estudiante de Derecho con una pasión desmedida por la música. De este modo, este semestre decidí inscribir una materia electiva sobre la música del barroco, período en el cual el arte, entendido como la unión entre música, pintura, escultura, arquitectura, entre otras disciplinas, era dirigido por el drama y las emociones. En medio de mi intriga por la primera clase de esta materia, recuerdo haberme sorprendido con una frase del profesor, una frase que la verdad no me esperaba: “Así es muchachos, ¡Diomedes respeta a Bach!”. Yo, una persona que abiertamente acepta una aversión por el vallenato y un amor claro al “clasicismo” en la música, quedé atónita. Es así como el presente escrito busca demostrar a través de unos cuantos conocimientos adquiridos recientemente que la música del barroco, sus reglas más básicas y modificaciones posteriores hasta el siglo XVIII, perviven hasta el día de hoy.

El barroco fue un período definido por J. Peter Burkholder (2014), entre otros autores, como un período cuyo significado original es el de “anormal,” “bizarro,” e incluso “grotesco”. Es un período en donde lo extravagante, lo teatral y lo expresivo predomina. Es un período con una gran diversidad de estilos, en donde se buscaba innovar en cada área de la vida del ser humano. Tal vez por ello es el centro de las ciencias después del período de la Ilustración. Esto, reflejado en el ámbito musical, se ve ejemplificado en las nuevas reglas impuestas por compositores “rebeldes” en su momento como el italiano Claudio Monteverdi, quien se vió envuelto en medio de una gran polémica en Italia al romper con el estilo del contrapunto. Este último consiste en una técnica de composición musical impuesta por Zarlino que evalúa la relación existente entre dos o más voces independientes (denominada polifonía) en relación con la armonía. Pero, ¿por qué revivir una discusión de inicios del siglo XVII en un momento en donde Maluma y Madonna están en furor? La respuesta es sencilla: conceptos como este, la polifonía, se siguen aplicando, sólo que ahora ignoramos su importancia en la música que escuchamos actualmente. Claro, a menos que seamos músicos.

La polifonía se ve reflejada en todo tipo de canciones. Volviendo al ejemplo de mi profesor: un vallenato de Diomedes. Sus canciones se componen de la unión de un solista, que es el cantante, y por fragmentos el acordeón, que son acompañados de instrumentos como la caja, el bajo (que podría compararse así mismo con un bajo obstinato del barroco por cuanto en ocasiones toca siempre la misma secuencia de notas), una guacharaca, teclado, etc. En casos extremadamente clásicos y románticos, el concepto de monodia acompañada —la cual consiste en una voz solista que interpreta la melodía principal acompañada de un instrumento— podría verse en un vallenato de Kaleth Morales acompañado de guitarra. Así mismo, la música del barroco tenía un único fin, o podría decirse que el arte en general, el cual era en mover los “afectos”. Estos son definidos, bajo la recién publicada teoría de Descartes, en la creencia de que los espíritus o «humores» albergan emociones y que podrían equilibrarse con estados de ánimo contrastantes de la música. En palabras más sencillas, la música barroca quería mover a la audiencia, conmoverla, inspirarla. ¿Ha cambiado esto con el paso del tiempo? Me atrevo a decir que no. A diario escuchamos canciones en las cuales los artistas o nos tratan de hacer sentir enamorados, o en un estado de euforia, o simplemente nos tocan el corazón con una letras y melodías tristes. ¿Acaso cuando estamos en una “tusa” no buscamos las canciones más deprimentes para hacernos sentir peor? O cuando vamos al gimnasio, ¿no ponemos la música más “empoderadora” (i.e. electrónica, rock, reggaeton, entre otras) para sentirnos mejor y con más capacidad de resistencia?

Si bien estos cortos apuntes sobre teorías musicales son solo una breve reflexión sobre la cual podría profundizar muchísimo más, una vez se llega a entender estos conceptos antiguos se ve cómo en la actualidad llegamos a desconocer la magnitud de estos que, si bien han evolucionado y se han ido modificando, no pueden perder su vigencia dado a su exactitud e importancia en medio de una obra musical. La música es un arte y una ciencia extremadamente hermosa y compleja, que se somete a reglas estéticas y matemáticas, la cual logra penetrar hasta las fibras más internas de cualquier persona. Nadie es reacio a la música, es imposible. ¡Por eso existen tantos estilos! Cada uno aplica a cada persona de forma diferente. Pero volviendo al punto del escrito, las reglas del siglo XVII siguen aplicando hoy en el siglo XXI. No obstante, es sorprendente que con el paso de los siglos, aunque no se modifiquen ciertas reglas de gramática musical, se logre con 7 notas, componer todo tipo de música diferente y única.

Imagen: BBC Radio

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Cultura

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