“It’s official old-buddy…I’m has been”: Quentin Tarantino y su crítica al modelo capitalista de consumo

«Por medio de las frustraciones emocionales de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) frente a su carrera actoral y sus roces inciertos con la industria cinematográfica podemos observar las primeras semillas de un Tarantino cuyo objeto de interés implícito es la critica social…»
Por: Isaac Beltrán Bolívar. Estudiante de sexto semestre de Derecho y miembro del Consejo Editorial. i.beltran@uniandes.edu.co
El largometraje que lanzo a Quentin Tarantino al estrellato, “Reservoir Dogs” (Perros de Reserva) (Quentin Tarantino, 1992) a principios de los años noventa, sembró las semillas de las que serían las críticas más comunes a la filmografía del director norteamericano. “La escena de tortura me enerva porque no cumple ningún propósito más allá de presumir su (Tarantino) técnica y generar un golpe de adrenalina…”(Fox et al., 1998), inclusive se llegó a juzgar a Tarantino como solo otro director joven obsesionado con otorgar legitimidad a la violencia por medio de su estilización (Fox et al., 1998). Sus críticos noventeros se regocijan hoy en día en su último largometraje “Once upon a time in Hollywood” (Érase una vez en Hollywood)(Quentin Tarantino, 2019). Inclusive, los críticos contemporáneos lo celebran por su poca violencia, relativamente hablando; el desarrollo de los personajes y los métodos narrativos más clásicos, llegando incluso al extremo de afirmar la madurez del director. Sin embargo, la corriente puritana de interpretación de la filmografía de Tarantino tuvo que luchar contra interpretaciones en las cuales preponderaba la crítica social y la habilidad comunicativa del director. Dentro de esta corriente se encuentran algunas teorías que celebraron el uso sintomatológico de la imagen para delimitar las consecuencias del capitalismo de consumo. A su vez, con algunas salvedades y evidencias del último largometraje, esta teoría permite interpretar la obra de Tarantino bajo el lente de la transición de un critica orientada al exterior, en sus primeras películas, hacia una crítica volcada sobre el individuo. Esto se logrará ver con mayor claridad cuando parafrasee el punto de partida de la teoría ya mencionada, que denominaré teoría consumista exteriorizante y ponga a tela de juicio una reacomodación en su enfoque frente a la idea de romance, a la luz de evidencias extraídas de “Once upon a time”. Todo en busca de actualizar la teoría y rescatar la capacidad crítica de la imagen en movimiento[1].
En varias entrevistas, Tarantino ha mencionado que sus obras se rigen por un amor profundo hacia la cultura pop norteamericana y la adicción a la comida chatarra (Vanity Fair, 2019). Sin embargo, esta característica de la filmografía de Tarantino sirvió como punto de partida de análisis para los autores Fred Botting y Scott Wilson en su artículo “’Uuummmm, that’s a tasty Burger’: Quentin Tarantino and the Consumption of Excess”. Según los autores, la estética de Tarantino presenta sin pudor los símbolos de una sociedad capitalista de consumo (autos, comida chatarra y centros comerciales). A si mismo, los autores sostienen que, según el economista George Gilder, el cambio de un capitalismo clásico, basado en contabilidad rigurosa; concepciones protestantes del trabajo y el ahorro, mutó hacia un capitalismo conducido por el consumo, en el cual priman las ideas del gozo y la falta del mismo, en palabras de Slavoj Zizek “[el imperativo a disfrutar y consumir más] nos arroja en el ciclo vicioso del deseo cuya aparente satisfacción solamente ensancha la brecha de su insatisfacción”(Zizek, 1995). No obstante, esta subordinación del modelo de producción al consumo lleva consigo la primacía del deseo en la toma de decisiones de carácter económico. A su vez, el capitalismo de consumo no puede satisfacer completamente el deseo, ya que este se ha vuelto el motor del crecimiento de las industrias y los mercados. Sin embargo, al realizar esta transformación, la utilidad de los bienes de consumo ya no es un criterio para su juzgamiento. Así mismo, la filmografía de Tarantino solamente sería un aparato de creación de ausencia de satisfacción. Sin embargo, el rol del autor y su obra, esbozado por Gilles Deleuze, como un mecanismo “sintomatológico” que observa síntomas de una sociedad que han sido desasociados y reconfigurados para proveer una nueva representación de un fenómeno. Es bajo esta premisa, que los autores se arriesgan a clasificar la filmografía de Tarantino como una critica al modelo capitalista de consumo. Ya que como amante de los síntomas que identifica, Tarantino reorganiza símbolos de este modelo de organización de las fuerzas de producción generando así una critica fresca acerca del rol que juega el romance y el terror en las sociedades capitalistas de consumo (Botting & Wilson, 2001).
La actualización de esta teoría se llevará a cabo solamente en referencia al rol que juega el romance en la última película de Tarantino. Una vez demostrado que Tarantino es un portavoz de la critica al capitalismo del consumo por medio de su oda y exageración, se puede delimitar que papel juega el romance entendido como “la ley del exceso que proviene de la petición de y la incertidumbre sobre el deseo del otro; y la inhabilidad de conocer y lograr aquello que el otro desea”(Botting & Wilson, 2001). Sería erróneo entender el romance como exclusivamente presente entre dos personas, puesto que los ideales de sacrificio, placer y, finalmente consumo del ser amado, sea este el otro o uno, es transversal a la condición humana. La creación de ausencia y deseo que se lleva acabo en el capitalismo de consumo, fue vista por los autores ya mencionados en el largometraje de Pulp Fiction (Tiempos violentos), cuando Vincent Vega (John Travolta) realiza una critica transcultural acerca de la hamburguesa de un cuarto de libra en Francia. Es a través de esta escena que se puede palpar la teoría consumista exteriozante, ya que las críticas que brotan de esta teoría giran entorno a la comunidad política que recibe los embates del capitalismo de consumo y a los efectos de los estos; pero al mismo tiempo, no hay una torsión de los personajes sobre si mismos como si se evidencia en “Once Upon a Time in Hollywood”.
Por medio de las frustraciones emocionales de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) frente a su carrera actoral y sus roces inciertos con la industria cinematográfica podemos observar las primeras semillas de un Tarantino cuyo objeto de interés implícito es la critica social por medio de la catarsis y el duelo emocional de sus personajes. A este nuevo giro de interpretación acerca de la obra de Tarantino lo denominaré teoría consumista interiorizante puesto que considera como punto de partida al sujeto arrojado a la merced del capitalismo de consumo. Dentro de una entrevista a DiCaprio y Tarantino, ambos concuerdan en la bipolaridad jamás diagnosticada de Rick Dalton (Sony Pictures Entertainment, 2019). Esta bipolaridad puede entenderse como uno de los síntomas del objeto de consumo y deseo que fue Jake Cahill (el personaje interpretado por Rick Dalton) y su decadencia posterior. Rick Dalton se encuentra constantemente incierto sobre su lugar en el mundo ya sea como actor o como ser humano. Este conflicto interior se materializa en su conversación con Amalia (la niña que interpreta a la hija del señor Lancer), cuando es incapaz de separar su biografía de la trama del libro que esta leyendo. La incertidumbre frente al valor de su existencia se ve contradicha por los momentos de lujo extravagante y éxito que experimenta Dalton al volver de Italia. Sin embargo, es imperativo recodar el papel que juega Mr. Shwarz (Al Pacino) en el resurgimiento de Dalton, según Botting y Wilson, una de las características ejemplares del modelo capitalista de consumo es la figura del emprendedor como aquel que es capaz de crear la ausencia necesaria para crear deseo. Mr. Schwarz es capaz de introducir nuevamente a Dalton en la industria cinematográfica por medio de la consagración de este como un símbolo del cine, creando así deseo en un mercado diferente al norteamericano.
La ultima de obra de Tarantino refleja una transición de un director critico del sistema capitalista de consumo por medio de la exageración de símbolos de consumo en cuanto a su vínculo con la sociedad (teoría consumista exteriorizante); a un director que le da preponderancia al individuo en su relación con el modelo ya mencionado (teoría consumista interiorizante). Por medio del uso de herramientas clásicas de desarrollo de los personajes, Tarantino renuncia a la crítica exteriorizante y se arriesga a representar los altibajos de un ser humano cuyo valor para si mismo se desprende necesariamente de su idoneidad como objeto de deseo. Aunque no estén presenten algunas de las características ejemplares de la filmografía de Tarantino, juzgar esta película como acrítica o excesivamente lenta sería ignorar la contundencia de esta frente a la vida humana dentro de un sistema capitalista de consumo en el cual los únicos criterios rectores son: la ausencia y el deseo.
Referencias:
Botting, F., & Wilson, S. (2001). “Uuummmm, that’s a tasty burger”: Quentin Tarantino and the Consumption of Excess. Parallax, 7(1), 29–47.
Fox, D., Nevers, C., Ciment, M., Niogret, H., Peary, G., Brunette, P., … Lawson, L. (1998). Quentin Tarantino: interviews. (G. Peary, Ed.) (1a ed.). Jackson: University Press of Mississippi.
Sony Pictures Entertainment. (2019). Once Upon a Time in Hollywood – Cast Q&A. Los Angeles: Sony Pictures Releasing. Retrieved from https://www.youtube.com/watch?v=kIMZdfXZbqs&t=467s
Tarantino, Quentin. (2019). Once Upon a Time in Hollywood. Estados Unidos de America: Sony Pictures Releasing.
Tarantino, Quentin. (1992). Reservoir Dogs. United States: Miraxmax Films.
Vanity Fair. (2019). Leonardo DiCaprio & Quentin Tarantino Break Down Once Upon a Time in Hollywood’s Main Character. Los Angeles: Vanity Fair. Retrieved from https://www.youtube.com/watch?v=cF76gm9PdOs
Zizek, S. (1995). Tarrying with the Negative (1a ed.). Durham: Duke University Press.
[1] Para un resumen del largometraje por favor véase el articulo en el diario “El Tiempo” titulado “Genialidad y otros excesos en la nueva película de Tarantino” del periodista Mauricio Reina
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