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Del BID a Uniandes: Gaviria refuerza su equipo para ‘democratizar’ la Universidad

Con la llegada de Karina Ricaurte a la Dirección del Sistema de Bibliotecas, el Rector Alejandro Gaviria posicionó un alfil clave en su lucha por redefinir la esencia de la Universidad de Los Andes y convertir la Biblioteca en un espacio más abierto a la sociedad.

Por: María Luisa Villegas y Carlos F. Beltrán, miembros del Consejo Editorial de Al Derecho.

Karina Ricaurte tenía un trabajo estable en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) -una de las instituciones financieras más importantes del continente-, donde trabajaba en temas tan modernos como la innovación o las tecnologías disruptivas.

Sin embargo, hace meses una llamada inesperada trastocó sus planes: el recién posesionado Rector de la Universidad de Los Andes, Alejandro Gaviria, quería nombrarla como la nueva Directora del Sistema de Bibliotecas, en reemplazo de Angela María Mejía, quien ocupaba el cargo desde 1986, culminando así un cambio generacional que cierra una etapa de 34 años de dirección continua e inalterada en la institución.

La economista uniandina de 45 años decidió aceptar el reto de volver a su alma mater, donde ya había tenido un recorrido administrativo notable acompañando a Alejandro Gaviria en su etapa como Decano de la Facultad de Economía, primero como Coordinadora Académica del Pregrado, y luego como Secretaria General de la Facultad, responsabilidad que abandonó para trabajar en el Distrito con la ahora Ministra de Educación Nacional María Victoria Angulo.

Con su aceptación, Gaviria posiciona a una mujer de su entera confianza en un frente crucial para su proyecto en la Rectoría. Karina, a su vez, se muestra decidida a cumplir lo que ella misma denomina el “sueño del Rector”: hacer de la Biblioteca un espacio abierto y público, interrelacionado con la comunidad que la rodea e integrado con una ciudad en constante crecimiento. 

De acuerdo con la nueva planeación de la Universidad, según nos confirmó  la nueva Directora, la Biblioteca enfrentará en el mediano plazo (tres años, según los estimados) una renovación total: centralizará en el nuevo Centro Cívico Universitario (nuevo bloque P -antigua estación de Policía-) todo su sistema, acabando con la independencia de las Bibliotecas Satélite, que serán reubicadas en el mismo. De igual manera, se abrirán las puertas de la Biblioteca al público,” para convertirla en el eje de encuentro entre Los Andes y la ciudad”.

Después del impacto mediático que significó en la comunidad universitaria el intento de Gaviria de derribar los torniquetes y convertir el campus central en un espacio público (propuesta que encontró oposición entre estudiantes, profesores y un significativo número de miembros del Consejo Superior), la nueva apuesta de la Administración se centra en la Biblioteca. No obstante, la nueva directora del Sistema reconoce la lección que emerge de esta experiencia: la importancia de una adecuada comunicación con la comunidad. Asegura que en esta ocasión el proceso se hará de forma “escalonada”, teniendo en cuenta siempre “la opinión de los estudiantes y su concierto”, si bien el mecanismo de participación que usarán no está del todo claro.

Ante la dimensión del proyecto y las transformaciones que implica para la cotidianidad del Campus, Ricaurte, no obstante, reconoce que existen dificultades que deben ser abordadas en su estructuración. Sobre las dificultades de seguridad que representará la apertura pública de nuestro sistema de Bibliotecas -hasta ahora tan íntimos para los estudiantes-, por ejemplo, la Directora admite que este es un problema que debe ser abordado con seriedad y rigurosidad. Sin embargo, afirma que no posee la respuesta a esta inquietud que considera real y, por ende, de análisis prioritario en el marco de cualquier propuesta, puesto que las reformas están en proceso y la solución a estos retos tendrá que ser construida por estudiantes.

Al Derecho  habló con varios funcionarios -de distinto nivel- del Sistema de Bibliotecas, que laboran tanto en su administración central, como en las salas y las bibliotecas satélites, para conocer su percepción sobre la llegada de la ‘nueva administración’. Todos coinciden en que la llegada de la nueva Directora ha significado “una bocanada de aire fresco” dentro una institución que, a su juicio, “se había quedado anclada en el pasado”, presa de una administración desactualizada y poco conectada con el mundo digital de hoy, según sus declaraciones.

Para ellos, el relevo en la Dirección ha traído una nueva cultura de apertura y escucha, tanto dentro de la biblioteca como respecto a la comunidad uniandina, que podría significar una “reinvención” misma de lo que hasta ahora ha sido la Biblioteca.

En todo caso, las acciones concretas de reforma al interior del sistema ya se han comenzado a materializar. Algunas reformas menores ya se han implementado: en la Biblioteca Central “Ramón de Zubiría”, por ejemplo, ya no es necesario presentar el carnet al ingresar Así mismo, los Gestores Especializados de las Bibliotecas Satélite ya no tendrán que usar uniforme sino sólo una identificación con su nombre en la solapa.

De igual modo, ya está en marcha un proyecto con la DECA para capacitar a los trabajadores de las distintas salas para que puedan apoyar de forma más integral a los estudiantes y, también, se revisará la oferta de recursos electrónicos de la Biblioteca, ya que algunos tienen consultas mínimas que ponen en duda la utilidad de la inversión. 

La Directora Ricaurte plantea que varias de estas medidas de reestructuración  podrían llevarnos a redireccionar algunos fondos para la adquisición de material bibliográfico indispensable y escaso, proceso que además será más transparente, ya que se está estudiando la posibilidad de brindar a los estudiantes espacios para que puedan aportar sugerencias y opiniones sobre el funcionamiento del Sistema de Bibliotecas. 

Junto a esto, está proyectada según la Directora la creación de una colección infantil que pueda ser puesta a disposición de proyectos de alto impacto social, como el Proyecto Progresa Fenicia. Junto a esto, se está estudiando la posibilidad de apoyar el emprendimiento uniandino Bookclick, (el autodenominado “Netflix de los libros”) para poder así  complementar el actual catálogo de bases de datos suscritas. 

La apuesta de Gaviria por confiarle a una ‘vieja conocida’ una de sus principales ambiciones parece estar dándole frutos. La labor de Karina Ricaurte se presenta, a todas luces, disruptiva e innovadora. Sus decisiones, por pequeñas que sean, tendrán un impacto directo en uno de los ámbitos más esenciales del Campus y, por ende, estarán sometidas a un permanente escrutinio público, al que ya le hace frente rompiendo paradigmas.

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