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Esta recesión económica mundial es diferente a las más recientes

En medio de la situación mundial causada por el coronavirus, la economía mundial se ha visto afectada. De hecho, el 27 de marzo de 2020 la directora del FMI dijo que es claro que la economía mundial está en recesión. En otras palabras, que el producto interno bruto (PIB) del mundo cayó. Pensar que esto es un costo que vale la pena asumir con el fin de evitar que la pandemia empeore es una falsa dicotomía, porque una situación económica precaria también puede causar muchas muertes. Por tal razón es importante entender qué significa que la economía mundial esté en recesión.

En esta columna hablaré de qué es el PIB en términos generales, y por qué en esta ocasión las políticas adoptadas anteriormente para reactivar la economía no sirven. A pesar de que en una situación así siempre hay perdedores, de esta situación económica podremos salir mucho mejor de lo que estábamos antes.

El PIB: la medida por excelencia del tamaño de una economía

Aunque hay relativo consenso entre los economistas de que esta medida debe mejorarse, se sigue usando porque da información sobre lo que realmente importa: el bienestar. Así, un mayor PIB está relacionado con mejoras en condiciones que en últimas redundan en mayor bienestar: más y mejor educación y salud, mayor expectativa de vida, entre otros. A su vez, una caída en el PIB puede venir de la mano de desmejoras en el bienestar.

El PIB mide el valor de las transacciones que se hacen, ajustando por los precios. Esto permite tener una idea sobre lo que se produce en la economía. Cuando la directora del FMI mencionó que la economía mundial está en recesión se refiere a que el valor de las transacciones actuales en el mundo, ajustando por los precios, ha caído.

Para entender qué implica esto es importante caer en cuenta por qué ha caído el valor de estas transacciones. Para que haya transacciones se necesita que alguien produzca y que alguien compre. Lo primero se conoce como la oferta y lo segundo como la demanda. Si se produce poco o se compra poco, va a haber menos transacciones. En la coyuntura actual se están dando ambas situaciones: se está produciendo menos porque hay trabajadores enfermos o porque empresas han cerrado para evitar mayores contagios; y se está comprando menos porque al cerrar empresas se han perdido empleos, y por lo tanto fuente de ingresos.

Medidas ‘a la medida’ para esta recesión

En la mayoría de las recesiones recientes, el problema ha sido una caída en la demanda, pero la capacidad de producir no se ha visto afectada tanto. Por lo tanto, en esas situaciones políticas que incentiven a gastar más son buenas alternativas para que la economía se reactive; por ejemplo, aumentar el gasto del gobierno, o bajar las tasas de interés para que los hogares puedan gastar más. Pero en esta situación, ese tipo de medidas no necesariamente van a reactivar la economía porque los hogares no van a gastar más, por ejemplo, porque muchos gastos implican salir de la casa y con una cuarentena es imposible. Por otro lado, no hay producción de muchas cosas.

La buena noticia es que la coyuntura actual va a terminar en algún momento, ya sea cuando se encuentre un tratamiento para el virus, cuando se encuentre una vacuna o simplemente cuando un número suficiente de personas tengan inmunidad al virus de manera que los contagios disminuyan. Adicionalmente, la capacidad instalada de las empresas no se ha visto perjudicada, como por ejemplo ha ocurrido en las guerras. Por eso en China, donde pareciera que el primer brote del virus está bajo control, muchas personas han podido volver a sus trabajos y muchas empresas han podido volver a producir. Esto sugiere que las políticas económicas en estos momentos deben enfocarse en lograr aguantar la crisis lo más posible, para que la oferta pueda retomarse una vez superada la situación, y después enfocarse en la demanda. Es por eso que muchas medidas en varios países, incluido Colombia, son del estilo directamente con transferencias, y un poco más indirectamente ayudando a que las empresas puedan seguir pagando salarios, aún si no pueden vender.

Como en cualquier crisis, va a haber muchos perdedores, pero también pueden resultar cambios positivos para Colombia. Forzarnos a estar en la casa puede incentivar el desarrollo de muchas herramientas para impedir perder el tiempo en trámites. Además, puede disminuir el uso del efectivo, y eso tiene un efecto positivo sobre el declive en la informalidad y en la evasión de impuestos. Finalmente, las políticas que se han implementado, como la devolución del IVA, pueden ayudar a que tengamos un sistema de seguridad social un poco más robusto.

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