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4 años de Catalina Botero: una decanatura “de puertas abiertas”


“Catalina Botero llegó a ponerle orden a la casa”, afirma un profesor asociado de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes desde hace más de 8 años. Para muchos, era una persona “familiar”, egresada de la universidad y especializada en temas que la Facultad había liderado desde siempre. Como parte del cubrimiento de sus cuatro años frente al cargo, Al Derecho aborda algunos de los temas más significativos que han marcado lo que va de la “era” Botero en la decanatura.

Por: Valeria Díaz Moya

La decana es una figura notable: la reconocida promotora de la séptima papeleta y egresada de Los Andes, trabajó como profesora de cátedra dentro de la Facultad y ocupó el cargo de conjuez en el 2015 y de magistrada auxiliar de la Corte Constitucional por más de ocho años. Es, además, una mujer apasionada por la libertad de expresión y la libertad de prensa con impacto visible dentro de la sociedad. En palabras de una profesora asociada de la Facultad de Derecho, “Catalina era la opción perfecta para abrir la facultad a una multiplicidad de miradas”. 

El 23 de septiembre del 2016, el Comité Directivo de la Universidad de los Andes nombró a Catalina Botero como decana de la Facultad de Derecho, convirtiéndose así en la segunda mujer en asumir el mando de una de las facultades de derecho más importantes del país. Botero reemplazaría a Helena Alviar, quien había gestionado la decanatura desde marzo del 2011. 

Ahora, en vísperas del cumplimiento de su cuarto año liderando la Facultad, Al Derecho presenta algunos de los cambios más importantes que han marcado su paso por la decanatura, abordados estos desde la perspectiva de los profesores, estudiantes y administrativos que han asistido a  las transformaciones de la Facultad durante este período. 

Imagen tomada de Sentiido

Procedimientos y transparencia: Un “fortalecimiento integral”

 Durante su período, Catalina Botero se ha enfrentado a un organismo vivo, en permanente evolución. Cada uno de los cambios llevados a cabo por la actual decanatura, han sido la continuación de propuestas trabajadas desde antes, dentro de la Facultad. “Las nuevas decanaturas construyen sobre lo que ya existe y sobre lo que se ha trabajado previamente, se capitaliza lo que ya tenía la facultad”, confirma una profesora de planta. 

Desde que Botero asumió el mando, algunos de los cambios realizados han girado en torno a la escuela de verano, incentivando la participación de profesores colombianos y extranjeros para aumentar la oferta académica con temas innovadores que logren complementar el pensum de pregrado y posgrado. De igual manera, se ha tratado de fortalecer la formación de las diferentes áreas del derecho dentro de la facultad. “Hoy tenemos el orgullo de decir que hay un área de penal muy sólida, un área de internacional muy interesante, así como un derecho civil muy reforzado”, asegura un profesor de la Facultad perteneciente al área de derecho privado, “la decanatura de Catalina se ha caracterizado por fortalecer los departamentos y alcanzar un equilibrio. Se ha alcanzado un desarrollo uniforme de todas las ramas”, concluye.

Por otro lado, según un profesor asociado que también brinda consejería, Catalina ha realizado un esfuerzo inmenso para solidificar los protocolos de apoyo al estudiante. Para él, uno de los enfoques principales de la actual decanatura ha sido el fortalecimiento de la política de consejería MAAD y Ombusperson, así como de los espacios de consejería por parte de los mismos profesores asociados a la facultad. 

Además de eso, según Carolina Moreno, ex-Directora del Consultorio Jurídico y actual Profesora de Derecho Público Administrativo, la decana le ha apuntado desde siempre a “tener todo por escrito y que todo tenga una política establecida”. Para Moreno y muchos otros profesores entrevistados, el sello distintivo de la decanatura de Catalina Botero ha sido ordenar la facultad en temas administrativos y asegurar un protocolo transparente e igualitario para todo. 

Así lo confirma otro profesor asociado a la Facultad: para él “Catalina ha hecho un esfuerzo muy grande para que las cosas se hagan siguiendo procedimientos justos”. A su juicio, “Catalina realizó una tarea que estaba en pausa desde mucho tiempo atrás”. La actual decanatura se ha singularizado, según la mayoría de los entrevistados, por impulsar procedimientos democráticos y toma de decisiones ejemplares. 

Formación judicial uniandina: la apuesta de Botero

Aunque la mayoría de los cambios mencionados previamente obedecen a una evolución de lo dejado por otras decanaturas, hay un cambio que, para un profesor asociado a la Facultad, “caracteriza plenamente a la administración de Botero”. Desde hace algunos semestres se implementó la escuela de formación judicial, también conocida como “Curso J”. Un curso que, para algunos estudiantes, profesores e incluso administrativos, ha sido “una apuesta social muy interesante” y “un proyecto valioso”.  

Para un profesor asociado de la Facultad, del área de derecho constitucional, la escuela de formación judicial se ha presentado como “la oportunidad perfecta” para involucrar a los futuros abogados, cada vez más, en la rama judicial. La mayoría de los entrevistados, comparten la idea sobre la importancia de aproximar a los estudiantes a la judicatura: la falta de proximidad ha sido una falencia que durante años ha caracterizado a la facultad, por lo que, para ellos, la implementación de estos cursos fue una decisión acertada, con un trasfondo importante. 

No obstante, esta no ha sido una propuesta acogida por todos los profesores: han sido pocos los que incluyen el “Componente J” en su curso, en tanto es una propuesta totalmente opcional. Adicionalmente, algunos profesores han señalado las limitaciones del nuevo curso. En este sentido, un profesor asociado le contó a Al Derecho que, aunque le gusta la idea de la formación judicial dentro de la facultad, le gustaría “que hiciera énfasis en la formación, no solo de jueces, sino de personas aptas para manejar conflictos desde otro enfoque como el arbitraje o la conciliación”. 

Una relación de pares

“En general ella es muy buena, es una persona que se preocupa mucho [tanto] por el bienestar de [los] estudiantes como de los profesores”, cuenta un administrativo de la Facultad, “está siempre dispuesta a resolver inquietudes y procurar que todos se sientan cómodos”. De acuerdo con las entrevistas realizadas, a lo largo de su decanatura Botero ha demostrado ser una persona que escucha todas las opiniones y recibe las sugerencias que sean necesarias: es una mujer cordial y respetuosa, que no tiene interés en intimidar ni dañar a las personas que la rodean. Los profesores concuerdan en que es una mujer que siempre obra de buena fé. 

Sin embargo, algunos profesores afirman que no se percibe una relación de cercanía con la Decana. Para ellos, no hay espacios de encuentro como antes.  Una profesora de la Facultad comenta que “con Helena había reuniones cada 15 días”, mientras que “con Catalina eso se ha ido perdiendo un poco, los espacios de encuentro no son tan seguidos.”. Del mismo modo, algunos profesores recalcan la falta de espacios para encontrarse con colegas y compañeros de trabajo, especialmente en tiempos de pandemia y distanciamiento. Los encuentros colectivos, para algunos, son momentos que significan mucho, que son buenos y que nutren. “Hay que seguir construyendo comunidad, no todo debe ser a través del correo”, mencionan. 

No obstante, destacan que, en términos generales, hay buenas relaciones entre decana y docentes. A pesar de que inevitablemente surjan algunos problemas entre los integrantes, no se afecta el trabajo dentro de la Facultad ni la dinámica del mismo. La decanatura y la Facultad de Derecho, para la mayoría de los profesores, son un espacio de confianza y de trabajo sano. 

Foto cortesía Uniandes

Proximidad y visibilidad: la decanatura desde la perspectiva estudiantil

De acuerdo con las entrevistas realizadas por Al Derecho a distintos estudiantes de la Facultad, Catalina Botero es una decana que se ha esforzado de manera significativa por tener mayor cercanía con los estudiantes. Para algunos, la decanatura se siente más familiar y amigable: los estudiantes saben que, de ser necesario, tienen la oportunidad de acercarse a Catalina y serán bien recibidos. “Es una decana que transmite confianza y apoyo” comentan. 

Sergio Hernández, estudiante de Derecho de último semestre y  ex monitor de Botero, afirma que, para él, “ha sido una decana, en general, accesible, quienes le escriben un correo reciben respuesta y ante una duda o pregunta ella intenta siempre estar pendiente”. Asimismo, otro estudiante de la facultad comenta que “Catalina ha intentado ser bastante cercana a los estudiantes, no solo mediante los eventos promovidos por la facultad para tener charlas con los estudiantes y la decana, sino también por su actitud de estar siempre abierta al diálogo con los estudiantes y sentirse cercana a los mismos.” 

A pesar de lo anterior, algunos otros estudiantes han sido críticos de su cercanía con los estudiantes. Afirman sólo verla cuando da el discurso de bienvenida en la inducción, y al momento de recibir el diploma en el grado. En su experiencia, la cercanía de la Decana se reduce a correos electrónicos. No obstante, aceptan que, aunque es posible que los espacios de encuentro se den, no hacen uso de los mismos por desconocimiento. A este respecto, afirman no conocer a profundidad los cambios efectuados a lo largo de su decanatura y, algunos, critican los canales de comunicación. 

En respuesta a lo anterior, sin embargo, otro estudiante asegura que “comunicar las cosas en la Universidad no es tarea fácil, los estudiantes a veces son apáticos”. En su criterio, es necesario reconocer que Botero “contrató a un equipo asesor y a una persona encargada de las comunicaciones dentro de la facultad.”

Ahora bien, indistintamente de la posición de cercanía que tengan los estudiantes con la actual decanatura, hay una concepción generalizada entre los estudiantes entrevistados del papel fundamental que cumple la Decana dentro de la Facultad y dentro del país. Una estudiante de décimo semestre de la Facultad,  quien también estuvo durante la decanatura de Alviar, destaca que Botero “le ha dado la cara a los demás para mostrar lo que nosotros somos como Facultad y mostrar que estamos dispuestos a involucrarnos en la vida política”. Para ella, “Catalina le ha dado una visión distinta a la Facultad y ha aprovechado todo su conocimiento sobre redes sociales y canales de comunicación para mostrarle al mundo que nosotros, como facultad, no somos neutros y nos preocupamos por lo que está pasando en nuestro país”.

Han sido cuatro años de cambios y apertura desde que Botero asumió la tarea de guiar la Facultad de Derecho. Son diversos los aspectos en los que la Decana ha trabajado para fortalecer la Facultad y, a juicio de la mayoría, abrirla al debate público. No obstante, los retos de su administración no paran, menos en la coyuntura actual y con la virtualización de las clases. Espere pronto el podcast de Al Derecho con las reflexiones de Catalina en torno a lo que va de su período en la Decanatura.

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