La ‘familia’ uniandina que conquistó HNMUN

La delegación de estudiantes uniandinos representó a la Universidad, entre el 13 y el 16 de febrero, en el Modelo de Naciones Unidas de Harvard. Cortesía: Uniandes HNMUN
Por: Santiago Garcia y Mateo Melo
Veni, vidi, vici. Así, sin más. La séptima delegación que representó a Los Andes en el modelo de naciones unidas más prestigioso y antiguo del mundo obtuvo, en el lejano y frío Boston, un resultado histórico.
Este año, aún con las decepciones y dificultades inherentes a delegar frente a un computador -cortesía del Covid-, la delegación uniandina se llevó distinciones en 5 de los 7 comités del evento, superando su exitosa participación anterior. No obstante, la historia de los 19 estudiantes que iniciaron su preparación va mucho más allá de sus éxitos: este es un relato de esfuerzo, de pasión y de entrega, pero también de frustraciones y dificultades, que ayudaron a construir una familia.
Esteban Arboleda se encuentra cursando sexto semestre de Derecho y realiza una opción en Psicología social. Fue su primera participación en el modelo ONU de Harvard, donde logró una destacada “Honorable Mention” representando a Libia en la Sexta Comisión de la Asamblea General, la cual se dedica al examen de cuestiones jurídicas.
“Mi delegación es mi casa, comenzó como una competencia y terminó siendo una familia”: María José Medina
Ingresar a la delegación que representa a la Universidad es un hito que, a pesar de cualquier adversidad, quedará marcado de manera imborrable para sus participantes. Para algunos estudiantes, el modelo es la máxima expresión de la competitividad, el sacrificio y la responsabilidad impuesta por el propio grupo de estudiantes, que se organizan y entrenan para el evento de forma autónoma.
Del mismo modo, participar en este evento significó para algunos replantearse lo que creían saber sobre estos eventos. En palabras de Esteban, uno de los participantes: “realmente la fachada [de] que esto es un modelo ONU es simplemente un porcentaje muy mínimo de lo que se aprende y entiende sobre el crecimiento de esta delegación y el hacer parte de un equipo de tal magnitud”. El concepto tradicional de discursos, debates formales e informales y su paradigmático tiempo de lobby es una perspectiva que consideran “simplista y alejada de la realidad” de lo que es Harvard.
Igualmente, la sorpresa que recibieron las personas que ingresaron a la delegación fue “encontrar una nueva familia”. La delegación que iba a representar a la Universidad de los Andes en el modelo de las Naciones Unidas de Harvard se reunía semanalmente para practicar, entrenar y compartir espacios de preparación. Con el tiempo, la delegación se convirtió en “mi casa, comenzó como una competencia y terminó siendo una familia” afirma Maria José Medina. Ya no era un simple grupo de estudiantes que colaboraban entre sí para lograr un buen resultado en los tres días del modelo. Por el contrario, se fortalecía su capacidad para la cooperación y el trabajo en equipo.
María José Medina estudia Gobierno y Asuntos Públicos, está en sexto semestre y hace una opción en Estudios Internacionales. En su segundo año en Harvard tuvo una participación sobresaliente como delegada de Canadá en la OTÁN, haciéndose acreedora a una “Diplomatic Commendation”.
Pero ingresar solo sería el primero de muchos peldaños que cada integrante de la delegación debería escalar. Se prepararon por casi un año para cada escenario y cada reto que se les podía presentar en los tres días que definirían si todo el esfuerzo valdría la pena.
Para María José Medina, que participó por segunda vez este año, el grado de intensidad de la preparación fue muy elevado. “Nos reunimos los domingos de 4 a 7 y los miércoles de 7 a 9. Además, teníamos modelos de preparación: pudimos competir con gente de Venezuela y con universidades de Estados Unidos. Eran fines de semana completos, con todo el equipo haciendo feedback y dando consejos; todo dentro del marco de la amistad, pero también el de la competencia”, explica.
En cualquier caso, este evento no sólo exige prepararse con ejercicios de repetición o de análisis. Todos los integrantes del equipo concuerdan en que la preparación es, ante todo, mental. Según Esteban, lo más difícil es entrenar la mente para afrontar las posibles frustraciones, manteniendo una actitud resiliente ante las dificultades. Tal preparación, de acuerdo con Juan Carlos Camacho, fue la que lo convenció de que podría lograrlo.
A la exigencia de la preparación se le agrega otro factor de complejidad adicional: la carga académica. La competencia es extracurricular de la competencia y las actividades realizadas por el equipo no permite descuidar las obligaciones académicas. Sin embargo, ante la oportunidad de participar, no dudaban en comprometerse. En palabras de uno de ellos, se trata del sentido de pertenencia: “eso le hace a uno darla toda por uno y por el de al lado”.
Juan Carlos Camacho cursa octavo semestre de Derecho y hace una opción en economía. Este año, en su primera participación, su desempeño como delegado de Canadá en DISEC fue destacado con una “Diplomatic Commendation”.
Delegando en tiempos de Covid
El golpe más duro lo trajo consigo la situación sanitaria que afectaba al mundo, pues este año el modelo sería virtual. Para Juan Carlos recibir la noticia fue decepcionante “La ilusión era gigante, viajar, estar rodeados de 3000 personas, era una idea muy atractiva. Obviamente hubo una gran decepción en ese momento” pero esta no fue definitiva: “al final de esa reunión todos seguíamos pensando que teníamos que prepararnos igual, esto no cambia nada, nuestro objetivo seguía siendo el mismo, no podía cambiar. Vamos a ser los mejores donde nos pongan, aquí en Shanghai, en las Filipinas no importa. A mí la decepción me duró 25 segundos, yo no me metí a esto para ir al Boston Park Plaza, yo me metí por una razón muy distinta”. En esos momentos donde todo se cae al piso uno debe saber por qué está haciendo todo esto.
La virtualidad fue entonces un reto adicional para personas que, a pesar de contar con una amplia experiencia como delegados nunca habían delegado virtualmente, estaban acostumbrados a tejer sus argumentos y dominar a su audiencia en entornos presenciales que facilitaban la interacción y las estrategias discursivas presenciales. Resaltan, entonces la labor de los “faculties”, consejeros que ya han tenido experiencias anteriores en modelos, “ellos nos apoyaron en todo momento, nos enseñaron que teníamos que llevar una mentalidad resiliente para no bloquearse en frente de una pantalla y cambiaron todo el enfoque de la preparación” “Era un reto mucho más grande, pero siento que todos estos obstáculos fueron los que nos permitieron llegar tan lejos y ganarnos 5 de los 7 comités” agrega Valentina Cárdenas . Como le gusta repetir, “the only time to set the bar low is for limbo dancing”, incluso cuando la modalidad del evento exigiera buscar nuevas formas para resaltar desde la autenticidad.
Y es que poder resaltar es, precisamente, la esencia del éxito: como dice Juan Carlos, “Harvard es un juego de popularidad”. Cuenta que se presentan ideas, demostrando que estas están aterrizadas a la realidad, pero que a la vez se trata de interactuar con la mesa, los calificadores y todos los demás actores. Mostrar la autenticidad que destaca a cada delegado. “Es un balance perfecto entre tener un contenido fuerte, pero a la vez sencillo de explicar a un comité de 170 personas”, afirma. Pero cuando lo único que tienen ante tus ojos es páginas y páginas de usuarios de Zoom, con pocas oportunidades para intervenir, mantener semejante balance se complica. De ahí que ganarse algún reconocimiento sea todavía más meritorio para ellos.
Valentina Cárdenas cursa su último semestre de Administración e hizo una opción en Diseño. En esta ocasión, fue su segunda participación y alcanzó una meritoria “Diplomatic Commendation” representando a Canadá en ECOFIN.
Valentina Cárdenas, estudiante de administración, relata que en su primera participación como delegada en Harvard hace un año obtuvo un desempeño destacado gracias a las soluciones creativas, pero se quedó con la “espinita” de no haberse hecho acreedora a un premio académico. Le bastó una sola intervención —en los tres días de modelo— para convencer a su audiencia.
No obstante, resaltan que no se trata simplemente de ganar el premio, sino de todo el camino que lleva a él. Por ejemplo, para Esteban su mayor reto era pelear el protagonismo dentro del bloque al que representaba. “Hay un punto en el modelo que se llama Q&A (questions and answers), en el que alguien entra a representar al bloque y sus ideas. Yo nunca logré montarme a ese punto [sic.] en los modelos de preparación” comenta. Pero en Harvard, Esteban representó a su bloque no solo en uno sino en ambos Q&A de su comité. Para él, la clave está en entender cómo revertir las situaciones para que parezcan oportunidades.
Sobre la resiliencia necesaria, Juan Carlos comenta una anécdota dentro del modelo : “No me estaba exponiendo de manera correcta, no estaba mencionando mis ideas. En esos momentos, es muy tentador decir: ¿qué hago aquí? Estoy en un computador, encorbatado a punto de tirar la toalla. Le pasa al más nuevo y al más experimentado. Es muy humano rendirse en el instante”. Cuando se quedó por fuera de su bloque, usó las enmiendas al working paper para terminar obteniendo la ansiada Diplomatic Commendation.
La historia se repite con cada uno de los miembros de la delegación. Como dice Valentina, cuando algún miembro resultaba victorioso “todos ganábamos, esa unión que teníamos era especial, todo el mundo gritaba y saltaba. No sabían quién ganaba, pero decían el nombre del país que queríamos y ya: todo el mundo ganaba”. Y así, de viajar a Boston y delegar en el Boston Park Plaza pasaron a hacerlo todos juntos, en una cabaña, en las paradisíacas playas del caribe colombiano. Cada participante, con nostalgia y satisfacción, recuerda su primera noche en Santa Marta después del modelo: todos sentados alrededor de una mesa, pasándose la comida, luego bailando y riendo en un espacio que siempre se sintió cómodo, fraterno y familiar: su delegación.
Gabriella Camargo es estudiante de Derecho con opción en psicología social, está en sexto semestre y en su primera participación como delegada en Harvard representó a Canadá en “The Commission on the Status of Women”, donde fue reconocida con una “Diplomatic Commendation”.
Nuevo año, nuevos retos, un mismo objetivo
El 17 de abril se abren convocatorias nuevamente para formar parte de la delegación uniandina para el modelo de Harvard del año que viene y, a pesar de que habrá nuevos rostros (quizá también algunos conocidos), los esfuerzos se concentrarán en el mismo objetivo: la excelencia. Pero más allá de sus éxitos, actuales o futuros, lo que quedan son las amistades y la certeza de conocer a las personas correctas. “Sabemos que las personas que participan van a cambiar el país y el mundo. Uno sabe que va a conocer amigos que vale la pena tener”, concluye María José.
Juan Carlos Camacho recuerda lo que escribió en su agenda de reflexiones mientras decidía si aplicar a la delegación o no. “¿HNMUN? Es un foco de muchas cosas que me puede representar un beneficio a futuro. Me genera un poco de incomodidad, miedo, me puede ayudar a recibir críticas y a mejorar en el camino. De todo hay ganancia. La pregunta es: ¿cuál es el costo? ¿el proceso también lo vale? ¿qué tengo por perder?”.
Después de participar, la respuesta de Juan Carlos a estas preguntas es contundente: “desde el inicio de este proceso todo ha sido una ganancia monumental. Todo esto ha sido una senda de crecimiento que no ha parado y creo que no va a parar. Para el que quiera entrar, que sepa que de esto sólo quedan ganancias, que todo el tiempo que ustedes van a invertir en esto, al final, vale la pena y con creces”. Al parecer, no había nada que perder.
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