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Afganistán: Crónicas de una caída anunciada

Por: Fernando Pinto, estudiante de derecho de primer semestre, miembro del Consejo Editorial .

Tras 20 años de conflicto entre el ejército talibán y el gobierno de Afganistán, el domingo 15 de agosto cayó Kabul, el último bastión de la República remanente en el país. Ante la atónita mirada de la comunidad internacional las tropas del grupo insurgente se abrieron paso por la ciudad, desatando histeria colectiva entre los habitantes. Las imágenes de Afganos aferrándose a los aviones que partían desde el aeropuerto, inundaron las redes y los medios de información masivos. El país vive una crisis política sin precedentes, la cual ha llegado  a tal extremo, que los funcionarios públicos (incluido el presidente),  huyeron del país, días antes de la toma de Kabul por el arrasador avance de los talibanes.

Si bien era previsible que la presencia de los talibanes aumentaría drásticamente después del retiro de las tropas de EE. UU, anunciado desde principios de mayo, no se esperó que el golpe fuera tan drástico o la profundización de la crisis fuese tan rápida.

La toma de Kabul.

Al conocerse las primeras noticias de la victoria talibana todos los dedos apuntaron al jefe de estado americano Joe Biden, pues en su mandato se retiraron las tropas estadounidenses que acompañaban al ejército afgano en el conflicto. No obstante, las razones son mucho más profundas que una decisión que en principio, ni siquiera tomó Biden. Después de años de ayuda militar internacional el ejército afgano se seguía encontrando en una situación de desventaja Se conoció que en muchas confrontaciones el ejército afgano decidió huir en lugar de combatir, llegando a rendirse antes de siquiera iniciar algún enfrentamiento. Así pues, a pesar de estar en clara ventaja armamentística, se especula que gran parte de los recursos brindados por el gobierno de Estados Unidos han sido destinados a acciones de corrupción por parte del gobierno Afgano, que dejó de lado las mejoras en el entrenamiento e instrucción de los soldados. la débil presencia y efectividad del gobierno en repeler el control talibán en zonas rurales propició el rápido avance enemigo. Un cóctel de factores que generó una derrota total más que anunciada. 

¿Quiénes son los talibanes y qué es lo que imponen?

Los talibanes son un grupo ideológicamente alineado con los principios musulmanes del islam, radicalizados ante el mundo moderno,  que surgió al final de 1990 tras la retirada de las tropas soviéticas del territorio de Afganistán. Su dominio en zonas rurales aumentó, hasta que en 1996 su avance les permitió la toma de Kabul, facilitando así su victoria por  el control de Afganistán en su totalidad. 

Clasificados como un “grupo extremista”, el Talibán aplica la “Sharia”, es decir, la ley islámica de forma estricta y sin espacio a interpretaciones, cosa que algunos musulmanes consideran una orientación errónea. La ley permite la prohibición de objetos, bienes, conductas y demás cosas consideradas occidentales. En adición, restringe a la mujer de escolarizarse, ejercer su profesión y realizar cualquier actividad por fuera del hogar sin un acompañante varón. Una muestra de esto es que, con la llegada de los talibanes al poder, se le impuso a las mujeres un estricto código de vestimenta, caracterizado por el uso del “burka”, prenda que cubre todo el cuerpo y solo deja un pequeño espacio para los ojos. 

Si alguien rompe alguna de las reglas, recibe castigos violentos, incluyendo ejecuciones públicas. El gobierno cuenta con vigilantes que se aseguran de que todo se mantenga dentro de este orden policivo. 

Tras los hechos del 11 de septiembre en 2001 Estados Unidos invadió Afganistán y los talibanes se retiraron de Kabul paulatinamente, sin embargo, se mantuvieron presentes en distintas zonas del país. 

Actualmente, los talibanes han recuperado su organización jerárquica, institucionalizándola de la siguiente manera: un Líder supremo (Haibatullah Akhundzada); un Líder Adjunto (Abdul Ghani Baradar); el Líder del Grupo Red Haqqani (Sirajuddin Haqqani); El hijo del fundador de Red Haqqani; Jefe del Equipo Negociador; y el portavoz principal en acción diplomática del Talibán. Además, todavía los medios internacionales no han definido si se mantienen en la misma definitiva que buscaron hace 30 años, o de donde proviene su fuente de ingresos, aunque algunos medios europeos especulan que los fondos de la organización provienen de Rusia, China y Pakistán.

En abril del presente año, el Presidente de EE.UU, Joe Biden, anunció la retirada de sus tropas del territorio afgano, lo que encendió las alarmas en ese país. Esta decisión fue respaldada bajo su argumento de que “si las tropas estadounidenses se quedasen un día más o un día menos no cambiaría el conflicto y el repunte de violencia que ya se mantenía en las zonas rurales de Afganistán.” Se sabía que el regreso del Talibán era una posibilidad, pues, en el mismo anuncio, Biden aseguró que no “confía en los talibanes. La caída estaba anunciada, su incierta detonación finalmente llegó el 31 de agosto. 

La incertidumbre 

Tras la toma de Kabul miles de personas buscan la manera de escapar del país a toda costa. Algunos buscan destinos como Estados Unidos, la Unión Europea o Canadá, que recibe una suma importante de refugiados anualmente. Otros acuden a las fronteras para escapar a países cercanos. A pesar de ser una sociedad conservadora, existe el miedo latente de un retroceso en el estilo de vida, pero sobre todo en los derechos humanos de poblaciones vulnerables como los niños y las mujeres.

La huida del presidente y demás agentes del gobierno aumentó la histeria, dejando al país sin cabeza ejecutiva ni política a merced del bando talibán. Afganistán quedó abandonado por su ejército y por su propio gobierno. La ayuda parece que no va a venir pues el presidente Biden anunció la semana pasada que los soldados americanos no pelearían una guerra que los propios soldados afganos no estaban dispuestos a luchar. Siendo así los ciudadanos están prácticamente desamparados y dependen de las decisiones que tomen los talibanes para el futuro de Afganistán.

Reacción de la comunidad Internacional

Las reacciones tras la caída del gobierno afgano no tardaron en llegar siendo el Reino Unido uno de los primeros estados en pronunciarse. Desde las islas se comprometen a usar la mayor “influencia” posible para que los talibanes paguen por sus crímenes. Por otra parte, países como Pakistán, China y Rusia han mostrado simpatía por el nuevo régimen. La Unión Europea tuvo una reunión de emergencia en la que afirmó que mantendrían relaciones con los talibanes siempre y cuando respeten los derechos fundamentales. Estados Unidos por su parte negoció un corredor en el aeropuerto para asegurar la evacuación de personas. Colombia, por ejemplo, será receptor temporal de algunos refugiados afganos mientras se autoriza su ingreso a Estados Unidos .  

La situación deja más dudas que certezas sobre el devenir del pueblo afgano. Por un lado, se espera una repetición de lo que fue el régimen de antaño, por otro, una faceta más moderada, como lo pretenden comunicar los líderes del Talibán en Kabul. Solo queda esperar a que se asiente nuevamente la crisis para resolver este dilema. 

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