Proactividad: Una mirada hacia el Abogado del futuro

Por: Fabio Briceño y Luna Gonima estudiantes de Derecho de la universidad de los Andes, miembros de las Secciones Jurídica y Sección Opinión
Conceptualizando el Derecho Proactivo
Las facultades de Derecho se han encargado de discutir extensamente el deber ser de la abogacía y el servicio que prestamos a la sociedad al ejercer nuestra profesión. Estas discusiones cuentan con puntos de vista diversos; por un lado, hay quienes defienden que la misma debe servir a fines altruistas y otros sugieren que el ejercicio debe mantenerse dentro de un ámbito académico. Lejos de inclinarnos por alguna de estas posiciones o hacia cualquier otra que involucre la definición de la función del abogado, le daremos una mirada al Derecho Proactivo y a la búsqueda de formar una profesión donde el abogado no es solo el sujeto que resuelve conflictos interpersonales, sino también es ese profesional que los previene y ayuda a construir relaciones jurídicas más eficientes y equilibradas.
El Derecho Proactivo surge en la década de los 70’s en Europa, particularmente en los países que cuentan con sistemas jurídicos de tradición nórdica, no muchas veces referenciados en las escuelas de derecho latinoamericanas. Todo comenzó con la necesidad de reinventar la profesión del abogado, ya que autores como Louis Brown identificaron que los egresados de Derecho en muchas ocasiones eran encasillados como los generadores de problemas dentro de la sociedad, más que como los encargados de solucionar las cuestiones relacionadas a las leyes y normas. Así comenzó a tenerse la visión de que los abogados a sus clientes de una infinidad de problemas jurídicos, aquí es donde nace la fama del abogado como generador de problemas.
Esta percepción sobre la profesión ha intentado ser transformada de diversas formas. Por ejemplo, mediante el surgimiento de corrientes que buscan acercar más a las personas con el lenguaje jurídico o con el entendimiento de las normas.
la Comisión de Regulación de Comunicaciones, demostró por ejemplo, que las personas no entienden los contratos a los que se enfrentan en el día a día, debido a la letra pequeña o a los conceptos confusos que son producto de un lenguaje ambiguo y bochornoso. Lo que el Derecho Proactivo busca, es hacer los documentos legales más sencillos, utilizando gráficas, tablas, imágenes y lenguaje cotidiano.
s cada vez más común observar abogados que dentro de sus firmas o empresas implementan nuevos métodos que hacen parte del Derecho Proactivo, como es por ejemplo el Legal Tech o el uso del Legal Design para la elaboración de contratos más amigables con el público. Como se mencionó, es indispensable que estas nuevas formas multidisciplinares y sencillas para el cliente sean incorporadas y practicadas en el ámbito laboral del día a día. Cometemos errores comunes como el de interpretar la ocupación como el único medio idóneo para solucionar conflictos, en vez de dirigir nuestra profesión hacia un análisis previo de la confrontación. Esto quiere decir que nos enfocamos en el problema constantemente, sin darnos cuenta que debemos estudiar las causas de esos conflictos para que antes de que sucedan podamos detenerlos y no llegar a estos litigios inquebrantables. Es aquí donde el Derecho Proactivo juega un papel fundamental en el desarrollo evolutivo del derecho.
El Derecho Proactivo plantea dos dimensiones: en primer lugar, una dimensión preventiva, en donde se plantea que el derecho reactivo es fundamental para que el abogado prediga la posible reacción que puedan tomar las altas cortes en torno a un conflicto jurídico. Por otro lado, una dimensión promotora, la cual impulsa este modelo preventivo dentro de los mismos receptores, es decir, alienta a que los clientes recomienden este tipo de derecho por los buenos resultados que han conseguido. Ambas dimensiones tienen el propósito de incorporar el conocimiento y las habilidades legales en la estrategia a los clientes, asegurando resultados y equilibrando riesgos y beneficios. Por lo tanto, el Derecho Proactivo incentiva a que los receptores de las normas y posibles riesgos jurídicos busquen al abogado y a otros profesionales en el área antes de que se genere una necesidad reactiva (problema ya establecido y explotado).
La Perspectiva Uniandina
Mariana Bernal, profesora de la facultad de Derecho de la Universidad de los Andes y Doctora en Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad Javeriana, nos platicó sobre su trayectoria con el Derecho Proactivo tanto en el salón de clases como en el ambiente laboral. En la conversación que tuvimos con ella, nos comentó que la proactividad es transversal a todo el Derecho y constituye una ventaja competitiva para las empresas, pues “ no solo beneficia al abogado, sino al cliente que va a tener la posibilidad de entender con mayor claridad su caso en concreto”. Las empresas, por medio de la aplicación de la proactividad, pueden conformar equipos interdisciplinares con presencia de abogados, los cuales acompañarán todo el proceso del negocio o pueden conformar distintos planes para el crecimiento de la compañía.
Además de esto, Mariana nos explicó que bajo la proactividad se pueden lograr muchos objetivos relacionados al Derecho, como lo es, por ejemplo, la búsqueda de un lenguaje jurídico más simple y ameno para todo el mundo. Según lo que nos comentó Mariana, la proactividad también cumple un fin social en cuanto propende que “[las] relaciones jurídicas sean más equilibradas y transparentes, con lo cual se pueden prevenir los conflictos que encontramos en el día a día”. con el Derecho Proactivo puede evitarse, por ejemplo, el desequilibrio en una relación contractual, desde la etapa negocial de un contrato y hasta la redacción del mismo, logrando que ninguna parte tome una posición ventajosa sobre la otra por cuestiones como la necesidad o poder adquisitivo.
Siguiendo con las ideas de Mariana, para nosotros, la abogacía en Colombia debe entender que el asesoramiento de un cliente a la antigua -buscar que éste obtenga un beneficio excesivo frente a la otra parte- es algo que debe ser modificado. el oficio del profesional debe promover que los acuerdos sean equilibrados y conscientes en aras de evitar futuros conflictos. Ahora bien, como hemos notado este nuevo enfoque comparte puntos muy positivos, sin embargo, no todos vemos este modelo de la misma forma. Para muchos abogados en Colombia, el tema de la proactividad tan solo logra estancar el conflicto, dado que los negocios deben verse, no desde una perspectiva operativa común, ‘sino como lo que son: negocios’. Pero este argumento pierde peso precisamente porque durante décadas nos hemos dado cuenta que la buena fe y la solidaridad contractual cada vez toman más fuerza por el mismo hecho de que las partes están cansadas de trámites abrumadores y estresantes.
Un ejemplo de este cambio se evidencia en la Universidad de los Andes, por ejemplo, en el Laboratorio de Diseño Legal donde se crean instrumentos que contribuyen a esta proactividad y “presenta a los estudiantes un escenario apropiado para desarrollar y gestionar un proyecto de concepción y formulación de iniciativas para la administración pública de la justicia”. Pero no solo en la academia se ven cambios, dado que empresas como Bancolombia han comenzado campañas relacionadas al Derecho Proactivo y su uso del Legal Design.
Finalmente, consideramos que buscar el equilibrio dentro de las relaciones jurídicas debe ser menester en la profesión y desarrollo educativo de un abogado. Tenemos que comprender que a través del conflicto las relaciones se deterioran y se prolongan los trámites. Colombia es un país en desarrollo, con complejas instituciones y demoras en sus procesos. Por esta razón, el rol del jurista debe mediar en el desarrollo de innovaciones y predicciones antes del desarrollo del antagonismo entre las partes. La proactividad ya no es un mito traído de Europa, es una realidad que se desarrolla con rapidez dentro de distintos sectores empresariales, debe ser implementada desde la academia para su potencial éxito y así poder cambiar la visión de la carrera en sí misma y de las relaciones interpersonales. Todo esto con el propósito de entablar una relación más armónica entre las partes, que el tráfico jurídico fluya y que los negocios jurídicos no sean tan atropellados.