Cuando en Colombia ganó el No:
5 años del Plebiscito.

Por: Laura Duque, Estudiante de Derecho de Tercer semestre, Miembro del Consejo Editorial
Un 2 de octubre de 2016, se votó en Colombia el plebiscito del Acuerdo de Paz, firmado 6 días antes (un 26 de septiembre) por las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, en aras de culminar el conflicto armado de casi 60 años de longevidad. Sin embargo, las votaciones no resultaron como esperaba el gobierno de la época, pues, aunque fueron muy reñidas, el “No” se proclamó ganador con un 50,2% de los votos mientras que él Sí tuvo un 49,7% de los mismos. Debido a esto ambos lados superaron el umbral exigido por el PLE, y se trataba de una decisión política pero no jurídicamente vinculante, Santos decidió seguir con el proceso de cese al fuego, negoció con la posición del “No” y siguió en conversaciones con la guerrilla para encontrar un punto de conformidad. Ahora, después de 5 años de estos eventos es pertinente analizar los efectos del Acuerdo de Paz, su cumplimiento, eficacia e impacto en la sociedad actual colombiana.
Los votantes.
En primer lugar, es importante analizar la concentración de los votos en el país, debido a que esto muestra la posición en la que se clasifican los cuadros poblacionales. La concentración del voto por el No se dio en ciudades importantes y en ciudades centrales, lo cual se atribuye a que estas no tuvieron contacto directo con el conflicto armado y no fueron muy afectadas por este, tanto como sucede en zonas rurales. Por otro lado, en las ciudades fronterizas y costeras, donde hubo más violencia y se vivieron situaciones de violencia más crudas y con mayor frecuencia del conflicto se inclinaron más por el Sí. Lo anterior prueba que esta solución propuesta por el gobierno y la ex guerrilla era respaldada por las principales víctimas del conflicto, y son estas comunidades a las cuales estan dirigidas la mayoria de los puntos del Acuerdo de Paz.
El Pacto, su cumplimiento y lo que falta.
Se deben evaluar los 6 puntos desglosados del acuerdo de 310 páginas firmado en la Habana, destinados a resolver las problemáticas causadas por la guerra entre el Estado y las FARC. Los puntos planteados consisten en: 1. Hacer una reforma rural integral; 2. Abrir la democracia para construir paz; 3. Finalizar el conflicto; 4. Solucionar el problema de las drogas ilícitas; 5. Reparar los daños causados a las víctimas del conflicto; y por último 6. La implementación, verificación y refrendación de los puntos anteriores. Si se observa el panorama nacional actual, es posible llegar a la conclusión de que las mejoras propuestas no se evidencian, o al menos no a gran escala, pero es necesario tener en cuenta que hay unos que van más atrás que otros, ya sea por negligencia de las partes o porque simplemente requieren de más tiempo y trabajo para que se vean los resultados.
Siendo así, el punto que, se podría decir, más eficaz ha tenido hasta el momento es el tercero, que consiste en finalizar el conflicto, pues desde la firma del acuerdo, los miembros desmovilizados de Las FARC han sido partícipes de programas para incorporarse en la sociedad, han dejado el armamento y el fuego ha cesado. Este punto fue casi de cumplimiento inmediato debido a que es uno fijado a corto plazo que era fundamental para el progreso de este acuerdo, y no requiere casi esfuerzos de terceros, únicamente de la parte relevante. Otros aspectos reconocidos hasta el momento por sus resultados efectivos son las curules para la Paz, los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial que impulsan el desarrollo económico, social y ambiental, y la imputación de cargos de la JEP. Mientras tanto, los puntos a largo plazo han requerido más trabajo y no son muy evidentes. El primer punto consiste en la reforma rural integral y es el que más problemas ha presentado, pues el registro y la distribución de tierras entre los campesinos y otras comunidades vulnerables como los indígenas no ha sido para nada eficiente.
Aunque desde que se firmó este acuerdo que marcó la historia en Colombia se habló de que no sería un proceso sencillo, con contratiempos y problemas, y que requeriría del esfuerzo de toda la sociedad para que prosperara, este ha tenido menos resultados de lo esperado. Desde el Departamento Administrativo de la República se afirma que este acuerdo se pronosticó para tener resultados 15 años después de su firma, y que hasta el momento en efecto ha presentado avances, pero es posible concluir que faltan aspectos por cumplir de ambas partes del acuerdo para que este arduo proceso siga avanzando y se vean cada vez más resultados positivos. Tanto las FARC como el gobierno colombiano tienen mucho por hacer y mejorar, pero hay un deber que también recae en los ciudadanos, donde se debe hacer un gran esfuerzo si se desean ver los mejores resultados posibles, y así poco a poco lograr transformar el país en el que vivimos; construirlo.