Respuesta a la pregunta milenaria, ¿la arepa es Colombiana o Venezolana?

Por Mariana Navarro, estudiante de primer semestre de derecho, miembro del Consejo editorial.
Desde tiempos inmemoriales, la controversia sobre el origen de la arepa ha acompañado las disertaciones nacionalistas entre los pueblos colombiano y venezolano. Aunque a primera vista parezca un tema trivial, para muchos la discusión de la arepa es fundamental al momento de definir la identidad cultural de cada una de estas naciones. Esto explica la razón por la cual, frecuentemente, las inocentes discusiones sobre el origen de este alimento a base de maíz se tornan violentas y terminan por resolverse con insultos y ataques personales. Como resultado de las fuertes emociones que permean el contexto nacionalista de la arepa, casi nunca se recurre a su historia para esclarecer el debate. Por fortuna, hoy recorreremos los orígenes precolombinos de este manjar circular para, de una vez por todas, dar clausura definitiva a esta guerra culinaria.
Como indicio del posible origen de la arepa, podemos explorar sus raíces etimológicas. Algunos historiadores afirman que el nombre proviene de la palabra “erepa”, del idioma Cumanagoto, hablado por tribus del nororiente de Venezuela, sobre el caribe, en el actual Estado de Sucre. Sin embargo, estos registros etimológicos se deben principalmente a las crónicas de los españoles que arribaron al territorio Cumatongo, quienes notaron que esta tribu utilizaba el vocablo “erepa” para referirse a la preparación del maíz. Pero los relatos españoles no necesariamente significan que los Cumatongos fueron la primera, o la única, civilización que consumió arepas. Curiosamente, el primer registro de la utilización del maíz en el territorio que se convertiría en Colombia se dio 200 años antes que en el territorio de la futura Venezuela. No obstante, es importante recordar que en la época precolombina, no se había establecido una demarcación territorial clara entre Colombia y Venezuela, por lo que es complejo distinguir entre las costumbres culinarias de las tribus que allí habitaban.
Por otro lado, una versión alterna sobre el origen lingüístico de la palabra arepa, asegura que proviene de “aripo”, palabra que describía una plancha empleada por tribus indígenas para cocer la masa de harina de maíz. Entre las tribus precolombinas que regularmente consumían confecciones provenientes del maíz, similares a las arepas, se encuentran los Taironas, de los actuales departamentos de Cesar y Magdalena; los Pantágoras, del departamento de Caldas; y los Aburraes, de Antioquia. Esta prevalencia en diferentes poblaciones indígenas demuestra que las arepas no existían exclusivamente en las costas caribes del nororiente de Suramérica, sino que eran un elemento común entre las culturas del Nuevo Mundo. Es más, algunos reportes que datan de la época de la colonia describen preparaciones con harina de maíz, con sólo ligeras variaciones en comparación a las arepas, tan al norte como México y tan al sur como Chile.
En la actualidad, la arepa es un elemento fundamental en la gastronomía típica, tanto de Colombia como de Venezuela. Si bien resulta casi imposible determinar con certeza el génesis de esta delicia precolombina, quizá la discusión nacionalista se pueda resolver mediante un breve analisis del estado actual de la arepa en Colombia y en Venezuela. Hoy en día, existen unas 75 variedades de la arepa en Colombia, y el 73% de los colombianos aseguran consumir arepas, en alguna de sus múltiples formas, regularmente. No obstante, la marca de harina de maíz P.A.N., conocida a nivel internacional, es proveniente de Venezuela. También se originó en Venezuela el Día Internacional de la Arepa, que actualmente se celebra el segundo sábado de septiembre por más de 30 países a nivel mundial. Ahora bien, een la próxima película de Walt Disney Pictures, Encanto, situada en Colombia, aparece una arepa con poderes curativos mágicos, dándole reconocimiento mundial a la arepa como elemento indispensable de la tradición culinaria colombiana. Es evidente, entonces, que la arepa y su trasfondo cultural cobran protagonismo de formas distintas, pero igualmente significativas, en los países vecinos de Colombia y Venezuela.
Por este motivo, y sin ánimo de ser tibios, es razonable declarar un empate entre los países hermanos. Sería tanto inexacto como ingenuo, pretender que, en medio de las diferencias y tensiones políticas, las dos naciones no comparten numerosas y extensas características que los unen perpetuamente en la historia cultural del continente americano.
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