Libres y valientes.

Por Isabella Peinado Canchila: estudiante de quinto semestre de Derecho y Gobierno y Asuntos Públicos.
Al buscar palabras que definan a la mujer del siglo XXI solo puedo pensar en libres y valientes. Libres porque la mujer actual está completamente abierta a actuar por y para ella. Libres porque nos hemos dedicado a estudiar, a empoderarnos, a trabajar, a expresarnos, quejarnos y a tomar acción frente a un sistema patriarcal que nos oprimió por siglos. Libres porque a pesar de vernos frente a barreras aparentemente invisibles, hemos logrado hacer lo que queramos y vencerlas sin importar el qué dirán. Sin embargo, más que libres -y aunque duela admitirlo- somos VALIENTES. Porque a diario nos vemos sumergidas en acoso callejero, porque a pesar del miedo y el peligro que representa salir sola en esta sociedad, agarramos carros y taxis, porque tomamos, disfrutamos y vestimos como nos da la gana. Valientes porque exigimos igualdad de derechos laborales, valientes porque exigimos respeto, seguridad y justicia por aquellas hermanas perdidas. Somos valientes por el simple hecho de que nos enfrentamos a una sociedad patriarcal, misógina y machista que nos culpa y victimiza. Que nos asesina, abusó sexualmente y calla.
La valentía y la libertad se han convertido en características inherentes a la mujer, las cuales nos han enseñado a que a pesar del miedo somos capaces y responsables de tomar acción por nuestro futuro. De la misma forma que muchas lo hicieron antes para conseguir que obtuviéramos los mismos derechos que los hombres.
Es por esto que espero que el pasado 8 de marzo haya sido un día en donde todas tuviéramos la oportunidad de pensar y recordar con orgullo a las mujeres que en 1840 crearon una revuelta y manifestaron tras negarles poder hablar en una convención en contra de la esclavitud. O a las hermanas nigerianas que con cantos, bailes, golpes a paredes, e incluso pérdida de sus propias vidas lograron eliminar los impuestos a las mujeres del mercado en su país. Pensar en la Unión Femenina de Colombia (UFC) creada en 1944 que ejerció presión durante 10 años para lograr obtener el derecho a votar y ser elegidas en el país. Por supuesto, pensar en mujeres como Malala que siendo una niña tomó la valentía de expresarse y ser activista por la educación de las niñas de Pakistán, o Ruth Bader Ginsburg que logró legislar para los derechos de las mujeres desde el tribunal supremo de Estados Unidos. Y cientos más que desde su ámbito y contexto social han luchado por el conglomerado femenino.
Sin embargo, con todas ansias deseo que el 8 de marzo haya sido un día para reflexionar y recordar con dolor a las desaparecidas, asesinadas y abusadas física, sexual, psicológica y laboralmente; en cada niña que un familiar tocó, en cada mujer que fue mandada a callar y en cada vida afectada a manos de un hombre por el hecho de ser mujer. Espero que no olvidemos a cada una de ellas. Pero, sobre todo, espero que sigamos luchando a diario por ser mujeres valientes cada día más libres.
¡Un día para conmemorar, informarnos, luchar y sobre todo para recordar que somos libres y valientes!
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