¡Se acabó el tapabocas! ¿Cierto?

Por: Tomás Antolinez Cuadros. Estudiante de segundo semestre de derecho de la Universidad de los Andes y miembro del consejo editorial (Sección Opinión).
En los días recientes hemos podido volver a vivir sin tener que usar el tapabocas, ni siquiera en espacios cerrados o universidades. No obstante, esta no es la realidad de las regiones. A muchas las han dejado atrás en esta carrera por la vacunación y que por lo tanto no han conseguido salir del tapabocas.
Para nadie es un secreto que las campañas de vacunación han sido un reto en Colombia y el mundo. Para nuestra suerte, diversos expertos han mencionado que Latinoamérica tiene una ventaja peculiar al ser una región con campañas masivas de vacunación recientes, lo que hace que la percepción pública sea mucho más favorable. No obstante, a día de hoy, a pesar de que Colombia tiene disponibilidad de vacunas, muchas zonas del país aún no alcanzan los lineamientos establecidos en el decreto 655 de 2022 por el ministerio de salud de más del 70% de vacunación con dos dosis y más del 40% con dosis de refuerzo para poder eliminar el uso de tapabocas para espacios cerrados, es decir, dejar la pandemia atrás.
Una vez más: La desigualdad
Al investigar al respecto, lo que pude encontrar es que aquellas regiones con menores tasas de vacunación son las regiones apartadas del centro, donde históricamente al Estado Colombiano se le ha dificultado hacer presencia verdadera.
En este mapa, los departamentos que se encuentran sombreados de rojo oscuro significan que sus porcentajes de vacunación son mayores. Si bien el gobierno en su momento se preocupó por sacarse la foto y sacar pecho porque las vacunas llegaban a todas las regiones -lo cual es parcialmente cierto- en la realidad existen regiones donde ha sido sumamente difícil para la población acceder a estas vacunas y esto ha repercutido en su reactivación económica o en que simplemente no puedan dejar atrás la pandemia quitándose el tapabocas.
Me parece sumamente importante resaltar que la medida de poder dejar el tapabocas fue planteada parcialmente como un incentivo para aumentar las tasas de vacunación y así salir todos ganando. Sin embargo, en este momento es crucial que el gobierno colombiano, no deje en el olvido a aquellas poblaciones históricamente ignoradas y que ahora, nuevamente son víctimas de su mayor problema: estar lejos del centro del país.
El escepticismo
Muchos, al ver esta gráfica, podrían sugerir que realmente esto es un problema de esas poblaciones, que tal vez ellos desconfían de las vacunas o tienen alguna razón para no aplicársela. Yo respondería a esto recordando un poco de nuestra geografía y realidad nacional.
Históricamente la población colombiana se pobló a través de los Andes, en el Caribe y Pacífico. Nuestra región suroriental que tiene características selváticas y de difícil acceso no fue ampliamente poblada sino hasta el siglo XX. Esta y otras razones le dan un olvido institucional histórico.
Para poner esto en perspectiva veamos el caso de Vaupés. Este es un departamento con tan solo alrededor de 40 mil habitantes, lo que haría pensar que tal vez sería fácil lograr medirlos y mapearlos para que haya una vacunación efectiva. Pero, por el contrario, la vacunación allí está alrededor del 47%, una de las más bajas del país y que lógicamente no alcanza los requerimientos del ministerio. Esto podría explicarse porque tan solo cuenta con 8 puestos de vacunación, además de que el departamento -al igual que otros- cuenta con varias poblaciones en asentamientos no municipalizados que obstaculiza su acceso a centros de salud.
En cambio, en Antioquia a pesar de tener muchos más habitantes, más de 6 millones -lo que podría pensarse como un reto mayor- se llegó a más del 91% de aplicación. A diferencia con el Vaupés, esto podría atribuirse a que tiene más de 120 puestos de vacunación. Pero más que el número de puestos es que estos llegan a prácticamente todos los asentamientos humanos que hay en el departamento, logrando así un fácil acceso a las vacunas. En el mismo sentido, hay que considerar que Antioquia ha sido uno de los departamentos con mayor desarrollo institucional, que goza por ejemplo de buenos niveles en educación y tienen un mayor acceso a la información.
¿Y entonces?
Lo anterior, me parece suficiente para sustentar mi posición de que existe un abandono histórico hacia ciertas regiones alejadas del “centro” del país, que ha generado una desigualdad entre las regiones de nuestro país que sigue presente hasta nuestros días. Pero especialmente en nuestro contexto actual de lucha contra la pandemia es fundamental que existan mayores facilidades para que las personas puedan acceder a la vacunación, sobre todo en las zonas del país en las que por diferentes cuestiones como la geografía o la falta de desarrollo institucional lo dificultan.
Además, deben existir mayores incentivos a la población y a los gobiernos regionales para aumentar las tasas de vacunación. El gobierno nacional fácilmente podría implementar medidas de política pública para incentivar la vacunación en estas zonas. Esto no es algo realmente difícil de realizar, pero puede ayudarnos a cerrar esas brechas de desigualdad entre regiones que vemos en la vacunación.
En India, por ejemplo, se han realizado estudios de caso sobre la vacunación. Allí, se analizaron poblaciones con tasas de vacunación cercanas a cero. Lo que mostró la evidencia es que había dos factores clave en las bajas tasas. El primero, era que estas poblaciones tenían bajo acceso a la información y a la educación, lo que los hacía desconfiar de las vacunas y caer fácilmente en fake news. La segunda, que los centros de vacunación estaban muy alejados y las personas tendían a posponer la vacunación.
Por estas razones, se realiza un experimento en el cual se llevan jornadas de vacunación a asentamientos humanos alejados que no tenían servicios de salud cercanos. Además, también les daban a los participantes algún incentivo -en el caso del ejemplo una ración de comida- para incentivar a que se vacunaran en ese momento. El experimento fue sumamente exitoso y logró aumentar las tasas de vacunación en más de un 30%.
Esta, es una recomendación -de muchas posibles- de lo que el gobierno nacional podría implementar para aumentar las tasas de vacunación en el contexto actual. No obstante, no hay que olvidar que existe un gran problema de fondo y es la falta de la cobertura en salud, educación e información de estos lugares apartados del “centro” del país, lo que es contrario a los predicados constitucionales sobre la igualdad, que la Corte Constitucional ha reiterado en numerosas ocasiones también debe ser material. En definitiva, el gobierno debe poner las pilas en aumentar las tasas de vacunación en las zonas donde la falta histórica de acceso a la salud lo ha dificultado. Haciendo así que en esta pandemia ninguna región de nuestro país se quede atrás y así podamos todos salir por fin de esta pandemia.
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