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 Lo que no se dice el viernes por la noche

(Parte I)

A

Por: Lorenzo Riaño, estudiante de derecho y filosofía en noveno semestre. Miembro del periódico Al derecho, sección cultura.

Si usted estimado lector, es adicto a Bad Bunny y ya pasados algunos meses, ve los “Ojitos lindos” cada vez que ve iniciada una sesión de Spotify en una fiesta, probablemente este texto le parezca ridículo y lo desprecie tanto que comience a despreciar a su autor. Lo cierto es que, en medio de ese viaje musical usted es poseído por este género y termina haciendo cosas de las que sería imposible no arrepentirse. Le aseguro que no debe gastar más de 30 segundos para acordarse de alguna cagada amorosa, la cual usted no sabe como explicar, pero que hizo. Ya ni se arrepiente porque se desnormalizó el arrepentimiento. Y usted lo sabe. 

  Si por el contrario, cada vez que suena “Una noche en Medellín” quiere poner “Barman” de San alejo le recomiendo leerlo y contactarme para armar una fiesta sin rencores. De la misma forma, si cada vez que destapan la botella, usted siente deseo por tener a la mano un Gaviscon, léame. Además, si usted va a almorzar a La Calera cuando está solo y desparchado, venga y vamos juntos. 

 Le sugiero también ponerse en los pantalones del autor, y no ver esto como una rencilla contra los “Gomelos”, sino un descubrimiento novedoso de por qué, usted no debería  comprar el termo de dos litros de agua, no pedir por Rappi o creer que jugar polo le da estatus social. 

Esto querido lector, puede ser la introducción más iconoclasta a su nuevo modo de vida, donde sus posts en Instagram no estarán llenos de cosas inoficiosas como: yates, montañismo en Suesca, botellas de Nectar o hashtags del estilo #prendo, #Bogonights, #Andrés, #OdioAndrésChia o  tik toks sin sentido enseñando a hacer un extraño baile, mientras baila con un perro que vale más que su matrícula Uniandina; canciones extrañas interpretadas con un ukelele o una guitarra acústica haciendo covers de Somewhere over the rainbow, Baby i’m yours o si en verdad usted se odia profundamente, acogerse a  la nueva tendencia patológica a tener jardines indoor, !no! los jardines en el jardín.  Créame, no lo vale. 

 Esto es una crónica de mi último fin de semana, donde le demostraré por qué dejar de lado al “rey del perreo”, “la fantasía”, el aguardiente Antioqueño y todo lo que conlleva reconocerse en la trágica noche Bogotana de Viernes es “ganar un poco y perder mucho”.  Por lo demás, puede ser la mejor decisión que usted puede tomar en su vida universitaria. 

Le va a parecer que el personaje Lorito es un egocéntrico, intelectualucho de lo peor, pero lo invito a considerar por un momento que en burlarse de uno y de los otros hay un recurso vital más reconocible que cantar “Titi me preguntó” o saberse todas las canciones de Morat, y que justo cuando dicen, “cuando nadie ve y todo parece mentira”  usted por un momento, sea Morat. Con razón nos odian los paisas, los costeños, los caleños, los llaneros, y todo el resto del territorio, ¡Pff!. Esto solo podía pasar en Bogotá, tierra de “Usted no sabe quién soy yo o  de otra ida a Andrés Chía donde se le acabó la plata y pasó una mierda…” 

 Acceda a Lorito y halle sus máximos temores cuando se encuentre en Incógnito un viernes y esté solo, haya gente a los lados, y las paredes se vuelvan barrotes. Donde lo más cercano a un amigo sea el conductor de Uber. Espero que se de cuenta que el gran problema de la clase alta Bogotana, además de su apellido, es: !el elegantísimo ala!,  !el hombre es un tipazo!, ¡los Santos de los Santos y ¡los López de los Lopez! el famoso tío millonario educado en Suiza fundador de varios bancos, pero que se quebró por andar de chistosito, la finquita en Sesquile de 12 000 hectáreas que en realidad está hipotecada hace 80 años y no es de 12 000, sino de 12 (repartida entre ocho hermanos) ¡una tremenda herencia! Es la pornomiseria que reproduce una sociedad que quiere ser París, pero no es ni Bucaramanga. 

Adiós Bogotá, adiós calle 85. 

Un viernes en Bogotá, hacia las 9:30 de la noche, hace frío, tengo 50 mil pesos. 

Cada vez que cruzo la calle 85 siento un escozor inmediato. No sé si decantar mi sed de rumba en unos “Renata tacos”, coger un Uber y devolverme a leer el Código de Comercio o adentrarme en las profundidades místicas de la rumba Bogotana. En un principio, quiero farrear, encontrar gente del putas y proseguir a tomarme unas guayas en aquel lugar tan indeseable. Quiero ver gente, bailar, charlar, reir. Quiero hacerlo todo y no puedo hacer nada. 

Estoy solo, camino por un andén, veo los reflejos del logo de Nike, paso el Casino viejo amigo, !ni por el putas!, en el último tarjetazo salió todo mal. En fin. Hay tres factores que me lo impiden en este instante, que me impiden reirme y bailar y todas las enumeradas: la cantidad de sabores de Glue, la cantidad de tenis blancos, y la cantidad de cortes de pelo que tiene todos los manes. !Dios mio! debemos pedirle al Profe Petro que haga la de Kim Jong Un y ponga al servicio de la sociedad 4 o cinco cortes y ya, no estas abominaciones. En fin, ¡Plaff! ¡Plaff! no tengo plata, tengo Rappi. No tengo amigos, tengo Chess.com. No tengo cortesías y tengo un puñado de razones para no pagar. No tengo futuro, no tengo remedio.

 Como Ignacio Escobar, sigo pensando no en la muerte de Rimbaud, sino en la de Bolaño, nadie me entiende. 

 En vista de la crisis financiera que me acoge por estos días, prefiero recurrir a lugares de menor presupuesto como una casa de un amigo, un puesto de arepas o un exquisito platillo en Wok, con cincuenta mil pesos no hay forma de no llegar al éxtasis en Wok. Usted pruebe un arroz Cantonés, que me dice del Lomo Wok o el infalible sushi Philadelphia y los bananitos tempura, !dindos! !mis gordos! Y luego Crepes, helado de Galleta, ¡Miam!, ¡Miam! y luego te comes todo eso, te ves la barrigota Lorenzo, y te quedas justificando tu cuerpo que no te gusta y dices simplemente que la sociedad no te entiende y…. otra bolita! pero de Brownie! jajaja. Contradicciones, sí señores, contradicciones. Y eso que no les cuento de los helados de Mimos doble adición de chocolate porque ahí si… se nos alargaría la crónica. 

Usted lector, conocerá a aquellos amigos de rumba,  del CNG, Moderno, Anglo, los freaks del Helvetia, 

mire esa gente es querida, pero uff, que individuos tan raros, me acuerdo de una Clara de Helvetia que siempre me puteaba hablando de porque tener o no novia, yo decía que no, ella decía que sí, y me sacaba unas fotocopias de mierda con recortes de Pezoa. !Quieres que me suicide mujer!, no me muestres nada de ese desertor, ¡lo odio!  Me decía “cállese gordo marica”, y yo le decía, “pues no estoy tan gordo” y luego me decía “mi gordito mamerto” y ahí si me emputaba y le decía “ud tiene complejo de Edipo, no me joda”. Luego hacíamos las paces, abrazo, beso. Yo seguía en lo mío, quejarme del universo y ella en lo de ella, darse besos con todos los grandes. ¡Ayyyy! que será de tu vida Clarita, a veces te pienso, etc…

 Ese amigo  que siempre lo recibe a uno con los brazos abiertos y que le dice generalmente:

–   Lorito huevon, deje de leer tanto y nos vamos pa Abajo, si sigue leyendo tanto se va a convertir en un libro marica, !pilas! !ese vicio es una maricada!

  Acto que continúa con mi introducción social,

–   Hola, soy Lorenzo, si, el filósofo, si yo sé, ¡ya!  pero si, a muerte marica, yo pongo la de Antioqueño, siempre y cuando avise cuando ponga casa pal remate, ¡hpta vida, sin remate no hay rumba buena! Además sabe que mk, cuando me jarto me vuelvo buena gente, ¡uff! de resto alternito del francés! ¡Los mismos que se daban en la jeta en el extinto Kinky, ¡uff! que sitio que eras Kinky ¡Kinky Kinky Kinky! 

–   Claro ¡loquito!, le decimos a Sofi la del Nueva Granada, que acaba de comprar Apto en rosales ¡a muerte! y ¡uff! volvemos mierda ese apto lorito.

–   Si pues, suave porque tengo parcial de Penal. 

–   ¡Penal lorito!, ¡que se mueva ese cuerpo del delito!

–   ¿Soda Stereo?

–   Shhh, no pueden saber que oigo Rock o de una me cancelan, y ya comienzan a decirme que soy un alterno del Helvetia, y ¡no mk! ¡Se nos jode el plan!

–   ¡Total! (Pienso) : odio a la gente del Helvetia. Odio a la gente en general. Odio los campos de verano y estoy muy triste porqué no tengo cupo en la tarjeta, pero en general, que mierda la gente del Helvetia ¿Será? O me estoy convirtiendo cada vez más en un triste plagio de Opio en las nubes, ¡Plaff! ¡Plaff! jajaja. Total, cambia de estrategia Lorenzo. Piensa como Osquitar, como un Killer, Chaparrín me mata donde lea esto. 

–   Venga Loro y le presento a Simón.

Me acerco al dueño de la casa. Veo a este hombre de una belleza notoria. Lo describiría así: lo más cercano a cualquier bogotano modo Andrés Chía, un tipo soberbio, buena pinta, no puede hablar más de cinco minutos sin decir “marica, guebon, del putas”, pero su belleza disfraza su estupidez. Mide, diría yo, 1.85, obviamente suscrito al Bodytech, denota un narcisismo extraño, un olor a rebusque y sobre todo una sonrisa que  revela alguna catástrofe personal, de lo demás, nadie se da cuenta. “Sin remedio estaremos”. Alguien le hablará o podrá más la similaridad con un muñeco del Moderno que lo hace un ser perfecto, un hombre perfecto como el mediometraje de Jorgen Leth. Estamos lejos de la perfección si creemos que semejante incapaz es la perfección. El Maki le dicen, pobre Maki. Al mismo tiempo el temible personaje es lo más cercano a un comercial de chocolate que salió últimamente el cual promueve el racismo, el colonialismo esclavista.. ¡Qué rico! ¡uff! Cada palabra que pronuncia expulsa odio racial, clasismo, y es muy convincente, pues dice que se educa en la mejor universidad del país. En fin, las contradicciones de la vida, como yo Lorenzo Riaño hablando de valores, moral y respeto. En fin. ¡Plaff! 

–   Le pregunto: ¿mi rey, cómo vas? Soy Lorenzo, el amigo de Pedro.

–   ¿Lorito?

–   El mismo.

–   Bienvenido a mi casa, siéntase como en la suya, eso sí, esta es Andre mi nena, ¡pilas! 

–   ¿Me vas a ustear?

–   ¿Qué?

–   Gracias Simón, muy lindo el Botero, por cierto.

¡Pilas! Lo que es con mi nena es conmigo, Ah sí, (parco) era de mi abuela.

–   Se nota que lo tienen hace resto.

–   ¿Qué?, ¿la nena? , no, es nueva (se ríe) Pilas Lorito. 

–   El botero.

–   Ah, ¿el cuadro? O al loquito ¡Botero! Ven te lo presento mk, tipazo.

–   ¿Al cuadro?

–   No, al loquito Botero.

– No entiendo nada. No importa. 

Después de esta breve conversación, Simón, el anfitrión, me lleva a una sala llena de machos volantones, donde uno en particular está tecleando con furia, al parecer pidiendo un privado en Fauno, un pedido a Rappi y está escribiendo una queja formal a cierto profesor universitario que le puso 2,4 cuando en sus cuentas la nota era 2,7,  mandó esta voice note:

–   ¡Guebon! Alejito, marica, estoy aquí con 15 personas, ¡yo veré ese cover gratis guebon! No me quedes mal Alejito ya hicimos splitaccount y tenemos como dos palitos, ¡dos palitos marica! ¡y me llenas eso de aguardiente y de viejas! ¡dale marica, yo veré, firme!. 

Por otro lado, hablando con el Rappi: Marica Don Jorge te dice que Carrera transversal 3 no transversal 5, pucha, va tu queja seguro marica. 6 lukas de servicio para esta maricada ¡no jodas!. 

El otro, el más extraño, el correo al Profesor Torres: 

Estimado Profe Torres. 

Que vaina esa parcial, usted entenderá que es complicado el derecho, y pues Profe, yo sé que fallé, pero yo soy como decía Sir Alex Ferguson: “la defensa que vence campeonatos no partidos” yo sé Profe que perdí el partido, no metí los goles, erré el penalti, pero pues nada, listo para afrontar lo que venga de liga. Con la frente en alto, mano firme, corazón grande y pues nada, pedirle que me ayude con esa notica. Simplemente necesito 2.7, bueno si quiere 2.6 y ya paso con 3 esta materia y no me vuelve a ver nunca Don Profe. 

Tuyo, Botero. 

Solo pensé una cosa cuando leí el correo: “Lo debió redactar alguien entre 8 y 9 años, no, menos, 5 años, si” que triste. “Juego mi vida, cambio mi vida de todos modos la llevo perdida” si. 

–   Hola, soy lorenzo

–   ¿lorito?

–   El mismo

–   ¿El filósofo?, guebon ¡Kant es una chimba!, pucha, en el Anglo el profe Robert, ¡un soye ese man! Que chimba los filosoraptors, me encanta esa mierda. Me acuerdo de un tal Niche, Nietzche!, un mostrico Niche, Nietzche, el man del retorno, uy jueputa, si que necesito de ese perro hoy, mk, !el eterno retorno para el Afther! ¡Abajo! 

–  Así es, Nietzche, no Niche, 

– Niche, mi eterno retorno!

– Nietzche 

– Niche mk! no sea tan Niche Loro, jajaja,  ¿y qué loro? ¿listo pa la bebeta en Fauno?

–  Puede ser, puede ser, a veces sueño, a veces amo, a veces tiniebla. 

–   Deja de ser tan raro mk, ¿Puede ser o a muerte? Diga a ver que estoy hablando con Alejo que  no se le entiende un culo porque es costeño,  pero dijo que ¡aja papi re firme! ¿si o no? Lorito ?como es  que decía Niche como una vaina re linda? es para una nena. 

– Y su novia?

– Marica tu sabes que yo soy solo poliamor. 

– Hmm, okay.

– “ Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en tí”

– Esa mierda Loro, le mando eso a Cañe, Cañi, Cata  y la mato, pucha,  amo la filosofía. 

–   ¿Si?

–   ¿Qué?

–   A muerte mi rey

–   Listo. 

El loquito llama al amigo a comentarle algo que parece gravemente importante. Yo mientras tanto, decido enfocarme en el vuelo de una mosca. La mosca sale volando. Yo quedo muy afectado. 

 -¡Guebon! Loro se une a la tomaki. 

–   ¿El del francés?

–   ¡Si marica el filósofo!

–   Pues marica firme, pero que no se ponga a chiruziar porque la cagamos. Usted sabe como se pone el Coste con la mari mari. Paila Marica. Y digale que ojo se pone a recitar la vaina del Camino y el hogar que lo pelo marica, eso espanta a las viejas, que trillados que son los del Helvetia. 

–   Fresco. Es del francés. 

– Bueno, medio bien.  

– Si, solo medio. 

– ¿Media?

– Rotela 

– Que?

-Agg este men. La botella Guebon. 

– Se acabó. 

–   ¿Loro?

–   Habla.

–   Vamos pero sin Weed, y nada de poesías ni maricadas trilladas que me espantas a las ¡niñas!

–   No fumo, no amo. No amor, entonces muero. Muero siempre. 

–   Firme. ¡NO MAS LORO!. 

Luego de esta charla introductoria, decidí sentarme un momento a recapacitar qué debía hacer con mi noche. Siempre estaban las guayas disponibles, siempre podía volver al Código de Comercio. Siempre podía seguir siendo el rarito. No me molesta. Aunque mi abuela piensa lo contrario. No me importa, no me afecta. Muero por no amar. No entiendo, no importa. 

Pero no, esta vez voy a triunfar, voy a saludar de beso a todas las viejas, voy a saludar mirando a los ojos. Además, voy a hacer chistes y de pronto me levanto a una vieja y cumplo por fin la única meta que no he cumplido después de ocho años de terapia, ¡conseguirme una novia! !no sirvieron de nada los ocho años! !sigue la objetivización! !Doctor M, ayúdame!

 Son jartísimas las pretensiones que uno tiene a los veinte tres años, parece que cuando dicen “niño por siempre” se refieren en realidad a la inmadurez crónica que caracteriza a todos los adolescente sin excepción: la desactualización del amor, la arrechera justa y necesaria de cualquier viernes y los sentimientos como cristales que se rompen siempre que alguien externo los toca. 

Luego de pensar que la falsa superioridad moral que le da a uno estudiar Filosofía es una traba con la mayoría de seres en el mundo decidí levantarme, quitarme la chaqueta infestada de olor a Pielroja y comenzar la faena.

 A tres metros se situaba un grupo jugando Beerpong, al equipo de Nueva Granada le faltaba un integrante, oigo una extraña expresión, ¡el equipo de los bebés marica!, no entiendo, no importa . 

En una jugada maestra logré hacer contacto visual con una de las tres mujeres y ellas hacen el ademán de que vaya hacia ellas. Me dejo ir como un tronco a la deriva. Me dejo ir para caer en sus brazos, su ropa impregnada de un olor a Victoria Secret, un olor cítrico, su ropa suave, se nota que ¡Luzdary le echa harto vanish! su clarísima e inigualable sonrisa blanqueada cada 15 días en Colsanitas 97 ¡no! ¡el doctor! médico particular, ¡si! , lindos lindos esos dientes.  Su reloj más grande que su mano en el cual las calorías se cuentan a medida que pasa el tiempo, su pelo ¡su pelo! ¡pelazo! ¡mierda! ¡ay dios mío, sálvame!   y es costeña ¡por el amor de Dios!  ¡Judith Butler! ¡Martica Nusbaum! ¡perdónenme! ¡ las traicioné! ¡no fui yo, fue culpa del azulito! ¡diez semestres a la caneca! ¡Me volví un FACHITO RE JARTO!

Saludo de beso a todas, no sin antes apretar los dedos del pie izquierdo con furia.

–   Hola soy Lorenzo.

–   Hola, Adelaida.

–   ¿Cómo vas?

–   Bien y ¿tu?

–   Bien, acabo de llegar con Simón.

–   Simón es lo max.

–   ¿Botero?

–   Muy bueno ¿no?

–   ¿Qué?

–   Pues el cuadro, míralos (señalo con el dedo, atrás de la nube de humo de vapo, (en las extrañas fijaciones generacionales ahora está de modo el Vype, el Glue, no entiendo, no importa, !Que rico ese sabor a Lychee!) está el Boterito colgado en la pared de color terracota.

–   ¿Quién es?

–   Botero, el pintor de gordos.

–   Hmmm ya, ¿Cómo paila no?

–   ¡Uff! Es una obra nefasta, el tipo exagera la figura humana para dar una sensación de plenitud que por medio de la burla se transforma en un uso desmedido del acrílico.

–   Pffff ¡no te entiendo nada, se nota que debes ser un maluco de la Nacho.

–   ¡no! Abogado Uniandino.

–   ¡hpta! ¡cállate! La verga, mi hermano también estudia allá, bueno dale es tu turno.

–   ¡De una!

Ella es adelaida, tiene veinte tres como yo, al parecer estudia diseño en Uniandes pero ella se quiere dedicar a la música, le gusta un poquito de tropipop, los pantalones blancos, las ombligueras de Nirvana, Rolling Stones, Sex Pistols, muy noventera la Adelaida. Quiero que me cuente lo que sueña, me imagino en un principio que se soñara con ¡Abercrombie! ¡Bimba y Lola! ¡Epa! ¡la nueva bici Canyon, 45 palos, listíca pa ida y vuelta a Guatavita! ¡barato! Pero sé que en el fondo, quiere mostrar sus dibujos, mostrarme sus acuarelas, tomarnos de la mano, de pronto darnos un beso, mirarnos hasta que nos dé sueño, que llegue el clímax y se acabe una nueva película en Netflix. Que vayamos de paseo, que nos riamos, que omitamos el lenguaje y solo nos miremos. Que vivamos el sueño diurno que es el amor.  Que entendamos y que nos importe. Que todo parezca una mala película de Woody Allen, que parezca buena, pero sea terrible. 

(Una voz interna) ¡Pff! ¡Adiós al amor Lorenzo! ¡no es para tí! ¡Esquizoanálisis, Guattari! Esquizoanalista celestial antropomórfico. 

Salgo del sueño diurno. Me remango la camisa blanca, pienso que debo si o si meter la bola en el vaso rojo, de lo contrario, seré excluido del grupo de mujeres del Nueva Granada y nadie me va a dar la mano ¡nunca! .

–   ¡La metiste lorito!, toma el marica este que llego con Vale.

–  ¡Eres la verga!

–   ¡LO SOY! 

Esta historia continuará…

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