Saltar al contenido

TRILOGÍA DEL DESHECHO

 Por: Germán Isaza, estudiante de quinto semestre de derecho y narrativas digitales de la Universidad de Los Andes.

A los que me toleran: mis padres y mi hermana...

Introducción expositiva: El lector encontrará aquí mis sentires inconexos, mi ego diluyéndose o, por lo menos, intentándolo, volcando una autocrítica camuflada en pasajes cáusticos. Todo esto, proviene de una época de profunda inconformidad con la manera en que la vida me trataba, y mi manera de responderle; de sentir que no era la persona a la que estaban constantemente criticando. En últimas, estos escritos fueron un ejercicio personal, usando la escritura como vehículo para hacer catarsis de lo que me atormentaba. Librándome, así, de mi pasado: renaciendo.

REÍR

No nos da pena, vemos gente mostrando los dientes o pensando en lo que acaba de ver. Muertos de la risa revoloteamos como palomas o ratas; nos gusta transmitir enfermedades y vernos bien de vez en cuando, que algún desesperado nos atienda y nos mantenga gordos: entre desheredados nos entendemos. También hay quien no sabe cómo reaccionar y quien quiere una foto, pero no sabe cómo pedirla o cómo encontrar una excusa ante la pregunta inquieta de un amigo. Recordamos nuestra juventud con el recuerdo de un batracio y de la mosca que este se comió; supongo, de verdad, que será como haber logrado algo a través de ensuciarse las nuevas botas. El viento es azul y el cielo es blanco y mi amigo se volvió una chimenea y yo estoy pensando en cómo incomodar y cómo reír. Una plaza y conversaciones indecorosas que deseo solo para presumirlas y dolor de verme como el rezagado y risa de ensañarme como una nimiedad dentro de una pintura más grande.

¿Está justificado el suicidio? Un día me digo que sí, y al otro me digo que no. Déjenme matarme y preguntarle a Sócrates. Mejor postergo el pensamiento, es mejor preocuparme por descubrir si, tomando una cerveza al día, me crece la panza o la alegría. Ver auroras boreales rojas es como ser disparado exactamente en el iris, no pasa mucho, por eso andan en las noticias y por eso saben que tienen que hacer columnas de opinión y apariciones en programas de radio para lograr algo, pero el único logro es llevar cocaína de un lado a otro y que todo el mundo olvide que mencionan a tu progenitor en el libro de la amante de un capo. Eres bonita, sí, pero ocultas la mirada y ya no piensas en las múltiples reformas a tu vida y como te venden emociones y como el agua antes no era embotellada. Tus manos eran gordas y tu cara parecía que fuera constantemente picada por avispas de bioma tropical. ¿Cuánto sabes de mí? Lo suficiente para arrepentirte y para no poder decir nada. Él te quiere, pero tú quieres la metanfetamina, ketamina y morir grabando tu muerte y que te celebren el celebrar el fenecer. Mientras tanto yo me río y él está en clase pensando en salir. Así es la vida, reducir lo complicado a lo fácil. Así es la vida, esperar que tu mejor momento no haya pasado y, en caso de haber pasado, morir rápido.

Yo solía escribir del insomnio y de Dios hablándome por medio de las boronas de un pan de una tienda de mala muerte y tú solías pegar calcomanías en tu celular y la gente ahora hace cirugías para parecerse a lo que reprobó hace un tiempo y también odiarse un poco, insultándose y diciendo que son la vieja moda, pero siguen ahí. Ellos van a la moda y yo odio morir de primero en una guerra, soy de los que escapa y se contenta con ello. Bueno, no tengo mucho más que decir. Cuídate o muérete, o cuídate y termina muriendo igual, o lárgate, o quédate, pero dame una respuesta ya.

El que no siga ahí es aquel que no soporta verme reír. Gracias, muchas gracias por dejar las caretas y respirar alquitrán, gracias por no pararte a ver las líneas de expresión, gracias por seguir viendo a ese joven que un día llegó y, tal como Ulpiano confundió la moral y la ley, él confundió la obsesión con amor. Quiero salir a caminar y un ave me interrumpe y me dice que a donde quiero llegar no está cerca y que mejor me quede a dialogar con ella. Le dije que no y seguí errabundo. Llegué donde un niño que corría por un odeón y decía que sus mejores amigos eran estatuas, yo le dije que iba a perder tiempo y él me ignoró y supuse que él iba a causar el final, pero no lo iba a vivir y siguió.

Lo último que recuerdo de mi soñando sobre ti era que el azabache de mi cabello se extendía por todas las direcciones. Era excesivo, pero no glotón: no había nada que le saciara el hambre y por eso un día le dejó de importar alimentarse, ¿hace ya cuánto? Todo bajo tierra o volando. Amores transmutados en búsqueda, conquistas en divagaciones. Duermo en calma, sé que estoy cerca y eso me mantiene deseoso, pero sin descontrol. Una tierra gemela, un nuevo sitio para empezar de nuevo y pido conservar las memorias de mi vida pasada.

Me voy con tu cara en mis ojos, con tus ojos en el suelo, sin tus labios en mi boca y con tu mano entrelazada. Baila y ríete, que yo estoy alimentándome de maíz sucio, contemplando el mundo en su tridimensionalidad y nada más, no se puede reír en esta forma. Temor que se hizo carne y las luces titilaban y tu rodilla tenía sangre y ellos cazaban. Negrura completa, rasgos de analfabeta y no hay tinta sin tintero y no hay tinterillo sin mediocridad. Y yo estoy buscando un nuevo amigo en la muchedumbre.

Amigo, solo estoy muriendo, el tiempo vuela y con él me estoy muriendo, yo sólo contemplo y el tiempo me arrastra, no me quiero ir, pero me arrastra y no tengo fuerza para luchar. Tal vez sí, pero quiero ver que me depara, nunca me he dejado ir y ahora me estoy dando rienda suelta. ¿Qué es un escritor sin ideas? ¿Qué es una vida sin motivos? No estoy para buscar orígenes. Ahora, amigo mío, solo busco especulaciones. Ahora, amigo mío, no me estoy salvando a mí mismo. Ahora, amigo mío, a ella le digo adiós. Ahora, amigo mío, también te digo adiós. Ahora, me río.

EL CIRCO

Me están dando vueltas y ya no quiero que me giren. Está a dos pasos de distancia y él tiene la cabeza humeante. Dentro de dos días el bus nos llevará a un sitio que no debería estar y nos reiremos de la nula concordancia y yo pensaré en el cómo mi sentido del humor difiere del día de ayer y yo empecé lo que odio, pero no lo puedo parar. Me quedé callado cuando la vi y mi monomanía quería salir y hacer el ridículo, unirme a sus acciones pasadas. Llevo un buen tiempo a la deriva y la isla más cercana está infestada de alacranes que combaten con cangrejos. Ya nadie presta atención y yo estoy muy pendiente, en especial del lunar en su mentón y de la comida regada en el mesón y de si perdí mi billetera al rescatar la de otro. Mi alma está en el borde y se siente un limbo, un cosquilleo subepidérmico. Todos tenemos un ancestro en común. Hay bombillas de carbón que calientan el frío cósmico y alumbran la penumbra sempiterna y yo las admiro y me imagino flotando en ese fluido.

Ya no conecto el punto a con el punto b. Antes era Van Gogh y ahora soy Warhol. Antes era yo y ahora me la paso lamentándome del paso del tiempo y la gente quiere poesía y, les pregunto, ¿qué es la poesía? ¿Qué se supone que deba hacer? Les diré: sentarme en un banco, charlar acerca de la monotonía y proponerme quedarme en la casa de un amigo. Eso no es poesía, sino rimar con la acepción de la vida. Hay un libro de Mann, dos de Pynchon, uno de Houllebecq y no voy a leer ninguno, están de adorno, como todos ustedes. Él dijo que es todo lo malo que yo dije que era, pero que al menos durmió con la que me gustaba y yo pedí perdón por pedir el golpe, salimos y cuando menos me di cuenta por mi garganta bajaba el agua áurica y Mesalina cortejaba a quien podía y yo decía que mi origen era otro, que hay muchas caras, pero pocas verdades.

Ella me tomó de la mano y me dio una vuelta y yo hablé en lenguas y luego las direcciones cambiaron y ahora ella seguía mi orden y yo levanté la silla; ¿por qué? No aguanté el peso del mundo y confundí a un hombre con una mujer o una mujer con un hombre. Mi estómago estaba caliente y mis entrañas querían gritar y conecté los puntos: debemos volver al circo. Tomé un último sorbo del cáliz y vislumbré a Jesús y él me dijo muchas cosas y yo solo pensé en el circo, en que el circo es lo mejor y me puse gafas de sol en la noche.

Todos estamos naciendo cada día y por eso no podemos llamarnos con el nombre que le pusieron a nuestra carne el primer día, puesto que es la misma carne, expandida, pero no la misma consciencia. Nadie nos dio a elegir que ser y por eso cada día podemos experimentar el placer de morir y resucitar. Jugar con la muerte y tomar, sin que ella vea, a la vida. Eso lo entendí cuando me cansé de ser encasillado, cuando entendí que me estaban imputando las culpas de un fenecido. Mañana seré un travesti, al día siguiente seré un estudiante de física y así, no necesariamente esas dos cosas tienen que ser incompatibles.

Hoy soy cirquero y la carpa está hecha, el público espera y yo vengo a dar la función. En las gradas están Van Gogh, Warhol, Mann, Pynchon, Houllebecq, el andrógino, el cabeza de chimenea, el pozo, Jesús, el genio, el vagabundo, el cantante, el estudiante de física, el payaso y sé que llegarán más. Las luces se apagan…

SUBLIMACIÓN

 Aquellas memorias son de otro. La ciudad es bioluminiscente en las noches. Pronto no sabré que es una ciudad, ni que es bioluminiscencia. La muerte del ego me disoció. ¿Quién eras? Tengo sueño y quiero soñar que puedo soñar por el tiempo que quiera. Me voy. Antes de irme quiero bailar. Nunca baile, ahora no puedo bailar, ergo, quiero bailar. Me dejaré llevar por el fluido y por el parón.

Bailé y, de repente, sentí el freno de mi fluidez, mi ego lo causaba. Me deje ir, al inicio también. Mis ojos parecían salirse de sus cuencas; era un párkinson sin tener a nadie, ni esperar a nadie. Fui un gusano y luego un extra mal pagado en un musical. El jazz era eléctrico, yo ecléctico. Odio y risas: Dylan se ha cambiado a la guitarra eléctrica. Era agua y menos carne, era pálpito y menos tacto. No era fluido, era yo llevándome al ojo público. Esto tiene potencial. Era una danza descoordinada en un espacio que cambiaba con el movimiento de mi pico y de mis alas. Estaba creando al cosmos, pasé y volví aterrado de los confines, de lo que no existe.

Pliegues, la esquina de una hoja adoptando la forma de un nautilo, igual de antigua. Los tentáculos del pulpo rompiendo el esquema. Fluido sobre fluido, el contacto es tan fuerte que salpica la tierra y el agua se mueve como una Talla X: venenosa, protectora, silenciosa y pasiva. La tierra es el cazador omnipotente y omnipresente: Dios. ¿Cómo todo esto llegó a ser? La vida surgió en el mar, las rocas se alzaron y se mudó a la tierra. Ahora conviven, se temen y respetan mutuamente. Suena un tic y luego un tac. Todo se detiene, aguanta un poco más. Es el fin. No quiero que lo sea, pero es el fin. Vuelvo a donde todo empezó. Silencio, de repente un ruido y luego más silencio.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: