El bolillo en una mano y la Biblia en la otra

Por: Martín Simón Castro Longo, estudiante de Derecho en la Universidad de Los Andes
Hace unas semanas, los colombianos sufrimos un atentado intelectual al ver como el exdirector de la Policía Nacional, Henry Sanabria, salió en una entrevista con Semana a decir cosas que solamente pueden ser clasificadas como auténticas estupideces. En la entrevista, Sanabria condenó el uso del condón, porque, según él, “(…) es un método abortivo, sobre todo para los casados por la Iglesia”. ¿Acaso Vicky se devolvió a la época medieval para entrevistar a este señor? Ahora bien, como el exdirector dice en la entrevista, en Colombia existe la libertad de cultos, tal y como lo estipula nuestra Constitución; sin embargo, también somos un estado laico, lo que significa una poderosa separación entre Estado e Iglesia, supuestamente. Ninguna institución del Estado, en virtud de nuestra laicidad, puede ser utilizada para el proselitismo religioso. El exdirector de la Policía dijo que su religiosidad nunca había afectado su desempeño como funcionario público, y que siempre trataba de respetar este principio de laicidad cuando ejercía sus funciones. ¡Carreta! Él mismo se echó al agua en la entrevista, cuando le preguntaron sobre exorcismos dentro de la Policía: “Aquí en la Policía lo hemos hecho, por supuesto, con el acompañamiento del obispado castrense. Gracias a Dios tenemos un obispado castrense, como otros cuerpos de Policía, que nos ayuda en ese trabajo de lucha contra el mal”. También habló sobre el día en que sacó un crucifijo para defender a unos policías en una protesta. El exdirector de nuestra Policía Nacional, quiere combatir el crimen con, y lean bien, un crucifijo y exorcismos. ¡Con razón Bogotá está tan segura, los fleteros le tienen miedo al crucifijo del exdirector! El Señor todo lo puede; resucita el domingo, y el lunes está con casco y escudo voleando bolillo en la Nacional. Rodrigo Uprimny, en un artículo en El Espectador, llega a la misma conclusión: “esto es aplicable al general Sanabria: i) sus trinos son propios del catolicismo, ii) es el Director de la Policía, iii) su Twitter puede ser consultado por todo el mundo y en esa cuenta, iv) aparece como director de la Policía y con un nombre idéntico al de su cuenta oficial. Finalmente, v) casi todos sus trinos involucran fotos de la labor policial”. Desafortunadamente, no es la primera vez en que un funcionario público hace este tipo de declaraciones que atentan contra la laicidad del Estado; en el mismo artículo, Uprimny habla sobre la vez que la exvicepresidente, Marta Lucia Ramírez, invocó a la Virgen de Fátima en Twitter. Qué oso. Pero sigamos con el señor Sanabria. Lo más preocupante de todo esto, es que el mismísimo exdirector de la Policía salga a decir, orgullosamente, que la Policía nunca se separó de la Iglesia Católica; él goza de un nivel de libertad de expresión diferente a otros policías de menor rango. Si lo dice el exdirector, es motivo de orgullo, pero si lo dice un policía cualquiera, es sancionado, castigado, y tratado de sapo. Siendo esto así, no sorprende de dónde vienen los abusos de la Policía hacia los derechos de la población civil: represión, pura y dura. ¿Qué clase de policías esperan formar, si la institución que los forma no les permite disentir de la religión, y los obliga a ir a retiros espirituales como requisito para acceder a cargos más altos? (Cambio Colombia)
Ya es hora de que en Colombia la Policía se separe de la Iglesia, pero de verdad; no es suficiente con que lo diga la Constitución, la Corte Constitucional, o el exdirector Sanabria. Cualquier mención a Dios debe ser erradicada de los eslóganes institucionales. Alguna gente dirá que el “Dios” en “Dios y Patria” en verdad hace referencia a cualquier Dios, y no al de la religión católica. Otro pajazo mental. Sí, obviamente, de manera formal. Pero no de manera material.
¿Acaso no fue hace poco que la Policía buscaba comprar 720 biblias católicas? Si tan laicos son, ¿por qué no compraron 720 biblias, coranes, torás, y libros de Darwin? Y además, ¿con qué propósito? Fortalecer la fe católica. Lo peor de todo esto, ni siquiera es el hecho de que las compren, cada uno lee lo que le da la gana, sino que usen recursos públicos para hacerlo. 26 millones de pesos se querían gastar en unas biblias. 26 millones que se pueden invertir en cursos de educación sexual para la Policía, y así salvarlos de lo que parece ser uno de sus mayores enemigos en este momento: las enfermedades de transmisión sexual según el exdirector.
Como un regalo caído del Cielo, mientras escribía este artículo, salió la noticia anunciando la salida de Sanabria. Esperemos que esto haya sido producto de buscar un verdadero cambio en la institución, y no una manera de apaciguar a la opinión pública y poner a alguien similar en el cargo. El próximo director de la Policía debe, en mi opinión, llevar a cabo fuertes transformaciones dentro de esta institución, para que se respete la pluralidad de cultos en Colombia, el principio constitucional de laicidad, y posiblemente, así evitar el crecimiento de los actuales comportamientos represivos de la Policía.
Categorías