El amor: ¿Héroe o villano? La dualidad sobre la perspectiva del amor romántico

Por: Fernando Pinto, estudiante de derecho de la Universidad de Los Andes y miembro del periódico Al Derecho.
…Unos besos pueden traer un verano eterno, mientras que otros el más cruel de los inviernos…
Esta reflexión está basada en hechos reales...
El amor romántico, aquel sentimiento que ronda en nuestras cabezas gran parte del tiempo, parece que como especie estamos obsesionados con esta idea, pues ha inspirado infinidad de obras literarias, audiovisuales, musicales, líricas, ficticias y casi cualquier contenido creativo que se nos pueda ocurrir, la razón de profundas reflexiones sobre el alba. Para algunos es el sentimiento más grande sobre la tierra, una especie de fuerza absoluta capaz de lograr las más increíbles gestas, para otros la maldición más retorcida de todas, capaz de nublar el raciocinio y que solo conlleva futuras heridas. Así que, en una especie de homenaje y al más puro estilo del profesor Carlos Dávila hoy me propongo salir en defensa o en contra del amor, ¿es el héroe o el villano de nuestras historias? ¿Es tan maravilloso como pintan? O por lo contrario, ¿Es lo peor que le puede pasar a una persona?
Tras pensarlo bastante he llegado a un punto medio, pues ni lo uno ni lo otro, depende, cada quien habla desde su experiencia, desde lo que ha vivido, así que es realmente subjetivo. Pero ¿se pueden conciliar estas dos perspectivas? La respuesta es que sí, debido a que ambas están erradas, verán, el problema no es el amor como sentimiento, el problema somos nosotros.
Una respuesta que puede sonar agresiva, lo sé, pero se debe elaborar un poco más para llegar al punto que quiero expresar. El amor, como cualquier otro sentimiento está muy bien, así como la felicidad o la tristeza, son indicadores de que algo nos pasa y parte esencial de la vida. Somos los humanos quienes idealizamos o condenamos un sentimiento por nuestras propias acciones y generando este “bello drama” de debate sobre el amor romántico.
Uno de los principales problemas que encuentro con las personas es que algunas tienen cierto afán por encontrar su media naranja, por lo cual, a la mínima señal de interés o atención, se montan una película y se fuerzan a ver todo color de rosas. Siendo esto muy peligroso pues, pueden ser propensos a caer en manos de personas que se aprovechen de ellos y posteriormente lastimándolos o por lo contrario, en su confusión terminar hiriendo a la otra persona por buscar curas a males propios en un corazón ajeno,de paso actuando como un idiota. Ahora, quisiera aclarar que imaginar cosas y querer que nos pasen no está mal, de hecho, imaginar es fundamental para la vida, puesto que a través de soñar con ciertas cosas que queremos, inconscientemente estamos dando el primer paso para que nos pasen. El problema recae cuando este deseo nubla nuestro actuar y forma en que entendemos como los demás interactúan con nosotros, esto principalmente sucede debido a que nuestro ego depende mayormente de ciertos factores externos, por ejemplo, aquello que otros piensen de nosotros y particularmente en esta sociedad se da mucho valor y estatus social a aquellas personas que están en pareja. Además, la validación de otra persona que supuestamente encuentre algo de valor en nosotros, es una oferta más que tentadora para nuestro ego, por lo que en busca de esta aceptación social surge esta “necesidad”. A Veces las personas no quieren amor como tal, sino que, más bien, no ser invisibles, que alguien los note, así que no, no experimentaron amor.
Por otro lado, hay para quienes es todo lo contrario, encuentran su media naranja y todo es perfecto, su pareja es lo mejor, su relación es lo mejor, ¡estamos en el mejor escenario posible, a un paso de la luna! ¿O no es así? No es un secreto para nadie que cuando nos gusta alguien o por lo menos cuando nos llama la atención, tenemos una tendencia bastante contraproducente de idealizar la persona en cuestión y más allá de teorías de proyecciones que podemos hacer en estás versiones fantasiosas y sobretodo irreales de las personas, esto genera obsesión por esta persona. Esto no implica que vamos a empezar a actuar como Joe de You, pero sí que todo lo relacionado a esta persona lo vamos a maquillar a favor de esta. Nuevamente, estamos frente a una obsesión, que aunque parezca genial encontrar tantas cosas buenas, vivir en esa desconexión total con la realidad no es bueno, y aunque es normal en etapas tempranas del sentimiento, en algún momento ese globo de fantasía se va a romper, lo cual generará sus debidas y generalmente amargas consecuencias.
En la misma línea se encuentran quienes ven en su ser “amado” una especie de salvador, esto también conlleva su riesgo, pues en dado caso podría generar dependencia emocional. Obviamente, sí hay personas muy valiosas que nos pueden ayudar y acompañar en momentos que lo necesitemos, siempre que lo consideremos debemos aceptar o buscar ayuda, no podemos solos con todo, es verdad, otras personas nos pueden ayudar y acompañar en el proceso y eso es muy importante, sobre todo si se trata de un ser querido o un profesional pero al final, somos nosotros quienes debemos dar el paso para poder trascender estas situaciones. Sin embargo, soy insistente, si sienten que las cosas no van bien, si se sienten mal, busquen ayuda cualificada, no están solos, no carguen a cuesta con todo. Seguimos sin encontrar el amor y sólo podemos achacar culpas a comportamientos que tenemos, el amor de momento, no ha hecho nada.
En este caso, ¿cuándo existe o cuándo podemos encontrar el verdadero amor? A diferencia de lo que se podría pensar, no necesita ser recíproco, al menos, para efectos de este texto, pues lo estoy analizando como sentimiento individual, no como una existencia dentro de una pareja ya conformada. Para poder decir que realmente amas a una persona, además de lo obvio como la atracción y afinidad con la persona, debemos entender que el amor es mucho más que enamorarse, más que química, debe de haber un factor imprescindible, reconocer a la otra persona como un humano, como un igual a mi, tenerle empatía. ¿A qué me refiero con esto? A entender que al igual que yo, la otra persona es un ser finito, con esto no solo hago referencia a que es mortal, sino que tiene límites, es decir, lo que siente es finito, la cantidad de información que tiene y que puede procesar es limitada, por lo que su actuar es condicionado por esto, conllevando a que se pueda equivocar y sobretodo a la imperfección de su existencia. Es solo en ese momento que pasamos de la obsesión, o de la fase de interés a la existencia de amor, cuando aceptamos al otro como un ser totalmente imperfecto, con sus virtudes, pero también lleno de defectos, tal cual como lo soy yo. Es ahí cuando se quiere verdaderamente y te das cuenta que el amor no lo puede solucionar todo, pero la cooperación y la empatía sí, es cuando se llegan a estos consensos y entendimientos que se puede por así decirlo “salir con vida” o por lo menos sin tanto daño después de haber sentido algo por alguien.
Sin duda escribir sobre el amor y sus efectos secundarios es aventurarse dentro de uno de los sentimientos más abstractos que pueden existir. Y es que sacar del absoluto caos que rige nuestro mundo aleatoriamente, o no tanto, a una persona, un total desconocido, el cual pasará a crear una historia, una conexión, un sentimiento en nuestra vida, me parece una idea muy loca, pero que nos fascina como humanos. Lastimosamente, este sentimiento se ve opacado por las malas actuaciones, ilusiones fantasiosas, entre otras conductas que tenemos y paga los platos rotos por nuestros errores, todo mal.
Después de este análisis y basándome en experiencias propias y ajenas he aprendido que nuestra experiencia con este sentimiento dependerá mayormente de cómo actuemos y cómo entendamos a los demás, por lo que si queremos mejorarlas, primero tenemos que mejorar individualmente como personas, tanto para no lastimar ni ser lastimados. Sí, quizá no seamos enteramente culpables del mal de amores, pero la mayor parte del daño es evitable si lo racionalizamos, y por supuesto, nos lo infligimos nosotros solos. Debemos encontrar el balance entre dejarnos llevar y tener presentes las precauciones pertinentes, pues al final cuando las situaciones tienen que pasar, simplemente pasan. Si bien creo que mi respuesta es bastante clara, quisiera dejar que cada uno saque sus propias conclusiones, ¿es el amor héroe o villano? ¿O somos más bien nosotros quienes nos saboteamos confundiendo amor con otras cosas?
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¡Excelente análisis del dolor universal que nos aqueja!
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