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Siempreviva, siempre olvidada

Por: Natalia Pinilla

Sandra Catalina Vásquez Guzmán, también conocida como “la Siempreviva” o «Cata» por sus amigos y familiares,  tenía apenas 9 años cuando su vida fue truncada abruptamente. Un domingo de 1993, Sandra, acompañada de su madre, llegó emocionada a la estación III de Policía-Germania situada junto a la Universidad de los Andes en busca de su padre. Aquel día, Sandra ingresó a la estación, pero no salió con vida. La niña fue violada y asesinada por Diego Fernando Valencia Blandón, un agente de policía que trabajaba en la estación. Aunque inicialmente se acusó al padre de la niña, por trabajar en la estación, dos años después, Blandón confesó y fue condenado a 45 años de prisión por homicidio agravado y acceso carnal violento. Sin embargo, el Juzgado 50 Penal del Circuito de Bogotá redujo su condena por confesión, trabajo y estudio y Blandón recuperó su libertad tras cumplir 10 años en prisión.

Campus impermeable

Años después de la tragedia, la Universidad de los Andes decide convenir con la Policía Nacional para poder construir sobre la antigua estación Germania su Centro Cívico Universitario. Este edificio está pensado bajo un concepto de “campus permeable”, el cual envuelve el respeto al entorno natural histórico y está diseñado para su  articulación con los demás edificios de la zona. En otras palabras, está pensado como un espacio de integración entre la ciudad y los estudiantes. El 19 de septiembre de 2018 comenzó la demolición, ese día, 25 años después de la muerte de Sandra, la madre y la abuela de Sandra fueron invitadas a ser las primeras en darle un martillazo a aquella vieja estación que había arrastrado consigo a su hija y nieta. Sandra Janeth, madre de Sandra Catalina, manifestó que le gustaría que el edificio llevará el nombre de su hija en conmemoración a lo ocurrido. No obstante, la nueva edificación fue nombrada Centro Cívico Universitario sin incluir ninguna conmemoración a Sandra. Es en este punto donde el concepto de «campus permeable» comienza a desvanecerse,  a pesar de que el Centro Cívico prometía ser  un espacio que respetaría el entorno natural e histórico y fomentaría la integración entre la ciudad y los estudiantes, en realidad, muestra su impermeabilidad al recuerdo de la tragedia.

Por otra parte, la Universidad promueve proyectos como Progresa Fenicia, donde se pinta como arquitecta de la inclusión social, buscando articular los intereses inmobiliarios que se están dando en el centro de Bogotá y garantizar que los habitantes del Triángulo de Fenicia, con sus historias personales y colectivas, puedan quedarse. Sin embargo, este esfuerzo por mantener conectada a la comunidad resulta en una contradicción con la falta de inclusión de aquellos que han sido afectados por el pasado doloroso del lugar. A pesar de que la Universidad aspira a entrelazar un tapiz urbano donde las fibras de modernidad y tradición se combinan armoniosamente, permitiendo que las historias personales y colectivas de los residentes del Triángulo de Fenicia permanezcan sólidas en el tejido social, la construcción del Centro Cívico parece haber ocultado las heridas del pasado bajo un llamativo vendaje de modernidad.

Campaña Siempreviva

Debido a la falta de integración de la memoria de Sandra, su familia, profesores, estudiantes, egresados y otros firmantes, presentaron una carta el 29 de junio de 2021 en la que solicitan a las directivas de la Universidad que el edificio sea nombrado como “Centro Cívico Sandra Catalina Vázquez Guzmán” y que se reserve un espacio para un monumento que dé cuenta de la memoria de los hechos. 

El consejo académico rechaza la propuesta de poner el nombre de Sandra en el edificio. Aunque comparten la iniciativa de nombrar edificios del campus con nombres de mujeres, consideran que el reconocimiento que se haga a la mujer uniandina debe reflejar los valores de la Institución, enaltecer su legado y celebrar el papel de la mujer en la construcción de una sociedad mejor. Por lo tanto, concluyen que poner el nombre de Sandra en el edificio no es el mejor homenaje que se puede hacer a una mujer uniandina. En su lugar, se comprometen a buscar los mecanismos necesarios para llevar adelante la creación de un monumento en honor a Sandra.

Universidad de los Andes, ¿de espaldas a las víctimas?

Hoy, casi dos años después de la respuesta a la campaña, el campus se ha expandido exitosamente, pero no se demuestra solidaridad con quienes caminaron antes por ese mismo espacio. Aunque el Centro Cívico fue completado hace más de un año, todavía no se ha iniciado la construcción de un monumento en honor a Sandra. Si bien se plantó un árbol en su memoria, este gesto, aunque bienintencionado, resulta insuficiente para honrar la memoria y para advertir de la huella que ha dejado la violencia sexual a menores. Además, es un gesto simbólico que carece de visibilidad y no proporciona contexto educativo sobre la importancia de recordar y aprender de la tragedia. En consecuencia, la Universidad no solo ha incumplido su promesa de un «campus permeable» que promueva el diálogo y la conexión de la comunidad, sino que también ha demostrado una falta de solidaridad con aquellos que han sido afectados por la historia del lugar.

Además, en su respuesta a la campaña, la Universidad falla en comprender que celebrar el papel de las mujeres no solo implica enaltecer sus logros, sino también reconocerlas como víctimas resilientes de una violencia de género sistemática. Al negar este reconocimiento, la Universidad pierde la oportunidad de manifestar verdadera solidaridad con la comunidad y de demostrar que su «campus permeable» es una forma de integrar a la ciudadanía en un espacio seguro y justo para todas las personas, incluyendo a las víctimas.

La historia de Sandra Catalina Vásquez Guzmán es un recordatorio de que la Universidad de los Andes no puede dar la espalda a las víctimas. Debe enfrentarse al  pasado y aprender de él, demostrando así el compromiso con la integración de la comunidad que tanto defiende. De lo contrario, el concepto de «campus permeable» será una promesa vacía y la memoria de Sandra Catalina permanecerá siempre viva, pero siempre olvidada.

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Universidad

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