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Más de lo mismo

 Por: Juan Pablo Leaño Delgado, estudiante de derecho e historia de segundo semestre

Colombia ha tenido múltiples hechos históricos que han moldeado al país. Sin duda alguna, dos de esos han sido el Frente Nacional y la guerra contra las FARC-EP. En esta columna quiero compararlos y más que plantear diferencias, aspiro a demostrar que estos dos fenómenos dejaron las mismas consecuencias para el pueblo colombiano: sea la desigualdad o la violencia. El Frente Nacional y el conflicto armado son más de lo mismo. 

El Frente Nacional comenzó siendo una esperanza para lograr la paz entre el partido liberal y conservador, los dos partidos tradicionales del país, los cuales marcaron una era de violencia en Colombia. Sin embargo, esta iniciativa resultó siendo catastrófica y trágica, ya que ambos mandos decidieron salvaguardar su poder con acciones poco pluralistas mediante este proyecto estatal. Como, por ejemplo, no dejar participar políticamente a ciertas organizaciones con ideologías diversas. Finalmente, después de varios años antidemocráticos, el Frente Nacional culminó en 1974.  El pueblo colombiano estaba inconforme y hostil por lo que había ocurrido en los años del pacto entre liberales y conservadores, por lo tanto, se trató de buscar un líder que tomara un carácter reformista y de apertura política.  

La esperanza contagió los ánimos de los colombianos, la sociedad tenía al fin un raciocinio lleno de armonía y unión.  Lo triste es que lo único que se encontró el pueblo fue un liberal elitista llamado Alfonso López Michelsen, que a pesar de que la gente lo veía como una alternativa confiable, terminó siendo todo lo contrario. López Michelsen, en pocas palabras, fue uno más de los presidentes del Frente Nacional, dando mucha retórica y poca acción. Esto fue la gota que rebalsó el vaso y así fue como en mayo de 1977 el sector comunista convocó un paro cívico nacional. Diferentes grupos colombianos se unieron y emprendieron una manifestación emblemática para el país. 

El Paro Nacional evolucionó y tuvo distintos fenómenos rescatables en su recorrido. El gobierno estaba muy preocupado por la ola de manifestaciones en el país, de hecho, llegaron a declarar que el objetivo del paro era entablar una revolución para así adoptar una política represiva. Ministros y demás funcionarios propagaron la idea de que la huelga era subversiva. Con la ayuda de la fuerza pública y medios de comunicación se condenó todo acto de protesta, algo realmente preocupante para la “democracia más antigua de América Latina”. El inconformismo de todo un país llevó a bloquear el transporte, a enfrentarse a muerte contra la fuerza pública y también a vandalizar las infraestructuras de la nación colombiana. Las noches eran una pesadilla donde los enfrentamientos se intensificaban de manera sanguinaria. Colombia, en 1977, entraba en el paro cívico más grande y violento de su historia. 

Cuarenta años después, Colombia vivió un proceso de paz luego de vivir en guerra cincuenta años con las FARC-EP. Fueron varios los sucesos que ocurrieron durante este largo y arduo transcurso, tales como la oposición abrumadora del partido Centro Democrático liderado por el Expresidente Álvaro Uribe Vélez, el incremento de la polarización de los ciudadanos y el plebiscito convocado por el entonces Presidente Juan Manuel Santos, que tuvo un resultado sorprendente, ya que el 50.21% de los votantes le dijeron “NO” a la paz. A fin de cuentas, el proceso de paz se pudo implementar después de varias reformas basadas en las peticiones de la oposición. A pesar de que este acto no fue suficiente para la bancada del Centro Democrático, miles de personas vestían de blanco para celebrar la firma del acuerdo. Al igual que en el 74 cuando finalizó el Frente Nacional, la mayoría de los colombianos tenían un sentimiento lleno de ilusión, pues era la oportunidad para que la violencia y los actos atroces quedarán en el pasado.  

“El Estado más que un colapso está viviendo una resistencia que ya ha durado gran parte de nuestro tiempo como República. Fenómenos como el bipartidismo y el conflicto armado dejaron una huella en nuestro país, creando desigualdades, intolerancia y división.”  

Hoy en día nos encontramos con un proceso de paz poco implementado y respetado, lo que conlleva múltiples violaciones a los derechos humanos, una pobreza extrema y cada vez más violencia. Esta realidad ha llevado a un inconformismo general en el país. Además, el gobierno vigente ha tenido una gestión débil y que deja mucho que desear. En el mes de abril el Gabinete Presidencial de Iván Duque decidió presentar una reforma tributaria sin sentido y peligrosa para la Nación. Esto sin duda, al igual que en 1977 con la mala administración de Alfonso López Michelsen, fue la gota que rebalsó el vaso. 

Dados los contextos y la propuesta absurda planteada por el actual Presidente de Colombia, el 28 de abril de 2021 se convocó un paro cívico nacional. Así como sucedió en el 77, gran parte de la población colombiana se unió para manifestarse públicamente. La violencia no se quedó atrás, puesto que los actos vandálicos y demás acciones atroces han sido los protagonistas en las marchas iniciadas en el mes de abril. No obstante, vale la pena recalcar que el gobierno actual ha estado utilizando un discurso muy similar al que daba la administración de 1977, diciendo que las protestas de los últimos meses son de índole terrorista y golpista. 

Lastimosamente, a causa de este discurso arriesgado de múltiples políticos de derecha, la fuerza pública ha desmedido su fuerza en proporciones preocupantes, teniendo en cuenta que las cifras de civiles desaparecidos, asesinados y heridos es realmente alta. Las noches, al igual que hace cuarenta y cuatro años, dieron episodios sanguinarios y antidemocráticos, donde la fuerza pública y los participantes de la protesta se enfrentaron como si el derecho a manifestarse se tratara de una guerra. 

La violencia ha llegado a cada sector del país, o bueno, así ha sido durante gran parte de nuestra historia. El Estado más que un colapso está viviendo una resistencia que ya ha durado en casi todo nuestro tiempo como República. Fenómenos como el bipartidismo y la guerra contra las FARC-EP dejaron una huella en nuestro territorio, creando desigualdades, intolerancia y división. No por nada en 1977 al finalizar el Frente Nacional se dio una de las manifestaciones más grandes que ha vivido Colombia. No por nada gracias a un proceso de paz que no ha sido cumplido de la manera adecuada, en 2021 también se ha dado uno de los paros cívicos más importantes de la historia colombiana. No por nada seguimos viviendo en un círculo violento que nos hace repetir la misma historia mediante causas distintas. 

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